Muestra de homosexualidad animal
2007/01/09 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
El título de la exposición es muy significativo: “¿Contra la naturaleza? Exposición sobre la homosexualidad animal”. Parece ser que los responsables del museo han tenido en cuenta que para algunos comportamientos homosexuales no son “naturales”. Por eso hacen esta pregunta. La respuesta, sin embargo, queda clara tras los ejemplos que muestran, ya que las relaciones sexuales entre animales del mismo sexo no son raras en muchas especies.
En la propia exposición se explica que los científicos han visto en más de 1.500 especies diferentes comportamientos que pueden ser considerados homosexuales, desde los bichos hasta los cerones o cachalotes. En el museo se muestran algunas de ellas.
Las conductas homosexuales no son raras
Entre los bonobos son muy habituales los juegos sexuales entre iguales.
(Foto: Universidad de Chicago)
Todos los animales tienen pasión por el sexo, de ahí la pervivencia de las especies. Las relaciones sexuales entre iguales no garantizan la supervivencia de la especie. Sin embargo, muchas especies mantienen relaciones homosexuales fuera de la época reproductiva. En estos casos no tienen intención de reproducirse, parece que sólo buscan placer.
Los científicos han visto este tipo de comportamientos en muchos tipos de animales. Se distribuyen por los vertebrados y se producen comportamientos homosexuales en insectos, arañas, crustáceos, pulpos, etc. En otras especies, en cambio, nunca se han detectado comportamientos homosexuales.
Los museos han denominado homosexuales a los animales con comportamientos homosexuales. Sin embargo, más que homosexuales, muchas especies son bisexuales. Así, los monarcas pingüinos son bisexuales, ya que una de cada cinco parejas de parques zoológicos está formada por pingüinos del mismo sexo.
La homosexualidad no es estéril
En este sentido, se plantea la duda de que si las relaciones homosexuales no sirven para reproducirse, ¿cómo no ha desaparecido la homosexualidad?
Parece que en algunos casos las conductas homosexuales son beneficiosas para la especie. Los bonobos, algunos monos juguetones, son conocidos por sus relaciones sexuales y de muy diversa índole. Son habituales los juegos sexuales entre iguales. Los científicos consideran que estas relaciones son fundamentales para mantener la estructura del grupo y son imprescindibles para calmar las conductas agresivas. Por tanto, en esta especie la homosexualidad beneficia al grupo.
Pero no es el único beneficio de la homosexualidad. En cierta ocasión, dos flamencos masculinos crecen a una familia. Uno de ellos obtiene sus huevos en una relación con una hembra. Luego los cuidan entre ellos y ambos se encargan de los pollos que nacen. Pues bien, estas familias tienen una ventaja respecto a las familias de padre y madre: dominan más espacio que las demás, lo que les permite crecer más pollos.
Y otras “funciones” desempeñan las relaciones sexuales entre iguales: marcar jerarquías, formar a los jóvenes en el juego sexual... Y conseguir placer, claro. Para esto o para eso, está claro que la homosexualidad de los animales no es en absoluto antinatural. La persona con dudas puede consultarla en el Museo de Historia Natural de Oslo, que se puede visitar hasta el 19 de agosto de 2007.
Publicado en Deia.