Fondo marino de la Antártida
2005/09/01 Andonegi Beristain, Garazi - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria
Mar de Bellingshausen
El barco oceanográfico Hesperides trabajará en el mar de Bellingshausen. Las condiciones meteorológicas en este mar son muy duras, por lo que se han realizado muy pocos estudios. Al mismo tiempo, esto significa que ha estado fuera de la influencia humana.
En este caso, los científicos de la expedición analizarán el fondo marino, hasta los 2.000 m de profundidad, utilizando para ello arrastres en red cerrada y dragas de plomo.
Ambos métodos son complementarios. Con la red de arrastre se peinan los fondos marinos y todas las especies que allí habitan se recogen en revuelto.
Por el contrario, la draga de plomo se proyecta sobre el fondo del mar y cuando choca con el fondo toma una muestra de 50 x 50 cm. Esta muestra es cuantificada, es decir, se puede calcular el número de especies por metro cuadrado, biomasa, etc.
Una vez que estas muestras llegan al barco, el barro es limpiado y clasificado en grupos o filums como esponjas, corales, poliquetos, moluscos, equinodermos, peces, etc. Aún vivos, se les sacan fotos y, finalmente, se meten en alcohol o formol para llevarlas a los laboratorios.
Para clasificar una nueva especie
La distribución comienza cuando los animales llegan al muelle. Concretamente, a Leioa llegan dos grupos de gusanos o vermes marinos para realizar estudios taxonómicos.
El objetivo de estos estudios taxonómicos es la identificación de especies, es decir, si se trata de una especie nueva o ya descrita. Para ello, se realiza un análisis exhaustivo de la anatomía externa e interna del animal, utilizando lupa y microscopio. Hay que tener en cuenta que el tamaño de estos animales oscila entre 1 y 150 mm.
En el propio laboratorio se sacan más fotos para identificar alguna característica especial y finalmente se propone su clasificación en revistas especializadas en zoología marina.
De hecho, tras el descubrimiento de una nueva especie de vermes en la campaña anterior, el investigador de Leioa propondrá al final de los estudios el nombre de la especie y sus características morfológicas para que el comunicante científico lo acepte.
Por tanto, los estudios de la biodiversidad en los fondos marinos ofrecen, aunque de forma progresiva, resultados interesantes. Nos gustaría que no fuera demasiado tarde, ya que muchos expertos creen que muchas especies están desapareciendo antes de conocerlas.