¡Sin necesidad de utilizar detergentes para lavar la ropa!
2005/04/17 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
El hombre lleva siglos mejorando los jabones y detergentes para lavar la ropa y el cuerpo. En un principio no sabían cómo funcionaba el jabón, es decir, cómo extraía exactamente la suciedad. Si se ensayaban nuevas sustancias y se obtenía un mejor resultado, se añadía esa sustancia a la fórmula inicial. Esta técnica es también muy habitual en la fabricación de detergentes y cosmética.
Pero la ciencia también ha avanzado en este campo y gracias al trabajo de laboratorio se ha podido conocer cómo funcionan los jabones y detergentes, es decir, cómo se limpian. Las mejoras que se realizan actualmente en los detergentes provienen del conocimiento de este funcionamiento. Y no sólo en lo que respecta a los detergentes, sino que están investigando cómo se produce todo el proceso que ocurre en las lavadoras, sacando así el máximo rendimiento a la lavadora y al detergente.
Dentro de estas investigaciones hay una que es especialmente interesante, ya que, aunque parezca mentira, para lavar la ropa no utilizan jabones o detergentes. La propuesta de investigadores de la Universidad Nacional de Australia es totalmente novedosa: sólo utilizan agua para limpiar las manchas de grasa. Pero agua sin gas.
Vista de la mancha con la lupa
Para conocer el secreto del agua, miraremos con lupa. Es una forma de decir, porque muchas cosas que hay en el agua no se pueden ver con el mejor microscopio. Pero merece un pequeño esfuerzo. En el agua hay burbujas de aire, entre otras. Al estar en contacto con el aire, los gases del aire (oxígeno y nitrógeno principalmente) se sumergen en el agua formando burbujas muy pequeñas.
Estos investigadores australianos utilizan como detergente agua sin burbujas de aire. Hay varias formas de eliminar estas burbujas, pero parece que al filtrarlas con una membrana porosa se eliminan fácilmente del agua. El proceso, además, es muy barato.
La causa de la eliminación de burbujas o gases es bastante sencilla: las burbujas de aire en el agua impiden el trabajo de los detergentes de ropa, se colocan sobre la mancha de grasa y, por decirlo de alguna manera, protegen dicha mancha del detergente. Al eliminar estas burbujas, el agua llega directamente a la grasa adherida al tejido, lo que facilita su liberación. Es decir, la grasa pasa del tejido al agua, dejando la ropa limpia.
Sólo agua
Pues bien, a estos investigadores se les ocurrió probar con agua pura sin ningún detergente, y para probar la eficiencia del agua se utilizaron dos tipos de agua: agua sin gas y agua destilada (también llamada agua pura, que no contiene sales disueltas ni otras sustancias). En las bandas de ensayo se tomaron agua sin gas y agua destilada, introduciendo un tejido untado con grasa.
Y el mejor resultado, sin duda, fue el agua sin gas: el agua quedó turbia, señal de que la grasa pasó al agua. Y no sólo eso, esa suciedad que ha pasado al agua, cuando el agua ha entrado en contacto con el aire, se agrava y precipita (cae al fondo) y no se adhiere al tejido.
Lo cierto es que un buen detergente necesita dos características que están directamente relacionadas con el proceso de limpieza; por un lado, debe eliminar fácilmente del tejido la sustancia que ha producido la mancha (grasa, chocolate, zumo de fruta...), pero la segunda característica es tan importante como la primera: debe mantenerla en el agua, evitar que vuelva al tejido, de lo contrario sería un trabajo inútil.
Otra ventaja destacable del agua sin gas respecto a los detergentes convencionales es que no contamina. Una vez utilizado el jabón y los detergentes para lavar la ropa, llegan a los ríos y arroyos, y sus componentes provocan un crecimiento excesivo de algas y vegetación, rompiendo el equilibrio de los ecosistemas.
El agua sin gas no genera este tipo de problemas. Pero no es una solución para todo tipo de manchas, ya que sirve para limpiar restos de grasa, pero no para otro tipo de manchas malignas como el chocolate, la hierba, la leche... Estos se pegan con mucha fuerza a la ropa y para su limpieza son necesarios aditivos químicos.
Sin embargo, puede ser un gran avance, al menos permitirá utilizar el menor número de aditivos posible, lo que significa que un detergente más barato y verde puede estar en el camino. Y la ropa tampoco se tratará demasiado en cada lavado, se mantendrán colores y textura. Otra cosa es que podamos demostrar en casa las ventajas del agua sin gas…
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