Ártico, blanco a negro

2009/06/13 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

• Ekologia
• Klima
• Ingurumena
• Energia

A diferencia de la Antártida, el Ártico carece de acuerdos de protección medioambiental. El tratado de la Antártida nació en 1959 y tiene vigencia hasta 2041. Según esto, no se puede utilizar la Antártida con fines militares, hay libertad de investigación científica y los recursos naturales están protegidos. Queda terminantemente prohibida la explotación comercial de la Antártida.

No ocurre así con el Ártico. Los países que rodean el Océano Ártico (Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia y EE.UU.) han explotado los recursos lo máximo posible, y si no los han explotado, es porque las condiciones del Ártico dificultan y encarecen mucho las explotaciones. En los últimos tiempos, sin embargo, debido al deshielo, se están haciendo más accesibles zonas que antes eran difíciles de alcanzar.

Además, gracias al trabajo del Departamento de Geología de EE.UU., ahora saben con gran precisión cuánto combustible hay y dónde hay. Así, se calcula que el 3% del petróleo que queda sin explotar en el mundo se encuentra en el Ártico, el triple del consumo anual. Sin embargo, han visto que hay más gas que petróleo, 14 veces más de lo que se consume en un año en el mundo.

Muchas de estas reservas se encuentran a más de 500 metros de profundidad, en lugares que pueden ser relativamente fáciles de explotar. Y la mayor parte está en el campo de Rusia. Los rusos ya tienen algunas explotaciones en el Ártico y siempre han tenido intención de explotar más. Además se ha tratado de ampliar el área correspondiente.

Rusia, líder

El ensayo más destacado lo hicieron hace dos años. La Ley del Mar de las Naciones Unidas limita la zona que un país puede explotar económicamente a 200 millas de la tierra continental. Rusia declaró a la Organización de las Naciones Unidas en 2001 que una zona de fondo del Polo Norte, la cordillera Lomonosov, era la continuación de la placa continental rusa. No recibió ninguna aprobación, pero sin embargo, en 2007, a través de un submarino, se llevó a cabo una investigación geológica en la que se colocó la bandera rusa bajo el Polo Norte a 4.200 metros de profundidad.

Los enemigos acusaron entonces de ambición a Rusia, pero también demostraron que técnicamente eran capaces de hacerlo. De nuevo, se espera que el combustible que se esconde bajo las aguas heladas pueda ser extraído de forma sencilla y económica.

Según los geólogos estadounidenses que han realizado un estudio de los recursos, la puesta en marcha de las explotaciones por parte de Rusia no tendrá consecuencias en el mercado de combustibles, ya que no hay suficiente petróleo como para cambiar el mercado y que, a pesar de las grandes reservas de gas, Rusia es ya el mayor productor mundial de gas. Es decir, que seguirán dominando el mercado gasista. Sin embargo, los geólogos advierten que puede tener una gran incidencia en el medio ambiente.

Y sobre todo los ecologistas y las instituciones que se preocupan por el medio ambiente. No porque sea Rusia en particular, porque EE.UU no garantiza que no vaya a explotar para obtener combustible. De hecho, el año pasado levantó una prohibición durante 17 años que prohibía perforar la costa. Pero las mayores reservas se concentran en las zonas de Rusia, que ya ha anunciado su intención de explotarlas.

En cualquier caso, no hace falta ir tan lejos para ver de frente los intereses económicos de las empresas explotadoras de recursos naturales frente a los de las responsables del medio ambiente; también tenemos a nuestro alrededor algunos ejemplos...

Publicado en Gara