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Del caserío a la ciudad bioclimática

2004/07/19 Atxotegi Alegria, Uhaina - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Hace tiempo que la gente abandonó las zonas rurales para instalarse en las ciudades. El ir del pueblo a la ciudad ha cambiado muchas costumbres. Antes el barrio más cercano estaba a un kilómetro y ahora, en cuanto abrimos la puerta de casa, nos encontramos con el vecino. Desde que una parcela vale más que el oro, las casas y los edificios están mucho más cerca. El fenómeno de concentración es cada vez más evidente y la estructura de las ciudades también está en constante cambio.

Introducción a la ciudad clásica

Cuando hablamos de la ciudad clásica, hablamos de la ciudad griega y romana. Los griegos son los que más se desarrollaron en la antigüedad clásica. Este tipo de ciudad tenía un plano ortogonal: cuanto más regular era, más ordenado era. Además, la población de la época contaba con numerosos edificios y espacios públicos, muchos de los cuales se mantienen en las ciudades actuales. La casa griega estaba organizada por un patio central.

La ciudad romana es heredera directa del griego, pero con ciertas diferencias. A pesar de ser un plano cuadrangular, no todas las calles eran iguales. De hecho, las dos calles eran más grandes y anchas que las otras, las dos principales. Ambas rutas cruzaban la ciudad de un lado a otro, de norte a sur y de este a oeste. Por otro lado, los romanos trataron de convertir el centro urbano en un espacio agradable y atractivo para la vida, organizando infraestructuras básicas, construyendo espacios públicos para autoridades, culto y entretenimiento. La vivienda también se hizo más cómoda que la de los griegos, ya que se llevó agua a sus patios construyendo pozos o piscinas.

La ciudad medieval

Las ciudades medievales se pueden dividir en dos: por un lado la ciudad islámica y por otro la cristiana. La ciudad islámica estaba formada por una sociedad interna y jerarquizada, con muy pocas relaciones comunitarias. En estas ciudades, por tanto, no había plazas, edificios públicos ni espacios de ocio. Las calles, además de ser estrechas, eran irregulares y la ordenación del espacio no era tan planificada. La segregación funcional del espacio era muy marcada en las ciudades islámicas. Los ciudadanos islámicos no vivían en la calle, se reunían con la casa.

Su casa contaba con un patio interior ajardinado, dividido en dos espacios: Espacio público llamado Slamlik (donde se atendían los visitantes) y su espacio privado, donde la familia comía, dormía y descansaba.

La ciudad cristiana medieval era completamente diferente. Se destacaba principalmente por la regularidad geométrica y la tendencia a adaptarse a cada topografía. El caserío era un espacio pobre y la calle era un espacio de convivencia. Contaban con bastantes espacios públicos. Entre ellos destacan el ayuntamiento y la catedral. Además, el mercado tenía gran importancia. Se ubicaba en espacios abiertos y a menudo cubiertos, constituyendo un buen lugar de encuentro entre la población.

Con la modernidad...

XIX. En el siglo XVIII el concepto de sociedad, economía y ciudad cambió radicalmente. La nueva ciudad se basaba en dos ideas principales: en torno al núcleo urbano se reunían los consumidores en el punto de venta y en la concentración de los centros de trabajo.

El ejemplo de la ciudad de aquel siglo es París, entre otras cosas gracias a las reformas que el señor Haussmann ha hecho a la ciudad. El centro de la ciudad era una zona en la que se movía el dinero para hacer negocios. En el entorno del núcleo urbano se desarrollaban todas las demás funciones, desde la administración hasta los domicilios.

Con el paso de los años, el centro urbano se quedó pequeño y las ciudades fueron ampliadas con una reforma interior. Ofrecieron barrios especiales a la burguesía y a las estaciones de servicio. Por otra parte, ampliaron el itinerario principal de la ciudad y lo dirigieron hasta la estación de tren, principal motor económico y social de la ciudad de la época.

Como consecuencia de estas transformaciones, el suelo del núcleo urbano se incrementó notablemente y surgieron zonas marginales.

Ciudades gigantes

XX. La organización de las ciudades del siglo XIX no ha cambiado demasiado. respecto a los de siglo. Las zonas urbanas de muchas ciudades se están vaciando y los habitantes van a los barrios residenciales. De hecho, en los últimos años se han intensificado enormemente este tipo de barrios que se construyen fuera de la ciudad. Algunas están formadas por grandes edificios y otras por viviendas más pequeñas. En estos barrios hay bastantes zonas verdes y la gente acude en busca de tranquilidad.

Estos barrios residenciales que se construyen fuera de la ciudad pueden ser muy variados. Algunos barrios están formados por casas de lujo y otros son más sencillos, donde vive la clase trabajadora.

Estos barrios se encuentran rodeados de otros barrios más pobres, que son los que determinan normalmente la gran ciudad. Normalmente incluyen comercios, escuelas, parques y todas las infraestructuras necesarias. En definitiva, aunque son barrios de una gran ciudad, forman pequeños pueblos. Sin embargo, estos barrios tienen que ir al centro de la ciudad a menudo para asuntos administrativos y otros muchos.

Del caserío a la ciudad bioclimática

¿Qué es la ciudad o arquitectura bioclimática? Se trata de una arquitectura adaptada al medio ambiente que intenta causar el menor daño posible a la naturaleza, sobre todo reduciendo el consumo energético. Para ello hay que utilizar diferentes métodos: hacer la casa en la solana, utilizar determinados materiales, etc.

Los promotores de este tipo de arquitectura defienden la necesidad de adaptar las viviendas bioclimáticas a la morfología del terreno. Además, intentan mantener la vegetación local. También es necesario aprovechar adecuadamente el espacio y el sol de la casa: la mayoría de las ventanas deben estar orientadas al sur, las paredes y el suelo deben tener una alta inercia térmica y el norte debe ser el que menos habitaciones se construyan (preferiblemente garaje, depósito de alimentos...)

Materiales más saludables y biocompatibles

Si estás pensando en comprar una casa o quieres construirla, aquí tienes algunas de las principales características de la arquitectura bioclimática.

Las personas conscientes de estas cuestiones recomiendan el uso de materiales biocompatibles que faciliten los intercambios de humedad entre la atmósfera y la vivienda. Se dice que la casa debe respirar, para ello los materiales deben tener las materias primas menos trabajadas y modificadas posible.

Las vías de saneamiento de gran diámetro pueden ser de cerámica y las juntas de caucho. Los de pequeño diámetro se evitarán los plásticos clorados. El transporte con estos materiales es más estable, flexible, duradero y silencioso.

Al sumergirse en el mundo de las pinturas y los aislamientos evitan los poros cerrados y los plastificados. Se recomienda que las pinturas sean de silicato, agua, aceite de linaza o ceras naturales, entre otras.

La estructura de la casa se compone de cemento natural o cal hidráulica. Además, la compra de una antigua vivienda en el casco antiguo del casco urbano también tiene sus pequeños trucos en la arquitectura bioclimática. Por ejemplo, a través de los patios de luces podríamos conducir la iluminación natural para calentar todo el edificio.

Pero teniendo en cuenta todos estos materiales y características, ¿no es más costoso un piso de arquitectura bioclimática sostenible que otro? Las personas que están trabajando en ello afirman que son entre un 5 y un 10% más caras en la construcción de este nuevo tipo de viviendas, debido principalmente a la mayor calidad de los materiales. Sin embargo, a largo plazo, al estar mejor aisladas estas casas, supuestamente ahorran un 80% en el consumo de calefacción y en el mantenimiento del frío.

La estructura física y estética de las ciudades y viviendas ha ido evolucionando de forma espectacular a lo largo de los años. El crecimiento y la transformación ha sido muy importante en poco tiempo y en la actualidad estamos tratando de eliminar o sustituir elementos que nos resultan perjudiciales. Además, podríamos decir que el principal motivo para seguir creciendo las ciudades es el trabajo, pero ¿hasta cuándo se mantendrá la tendencia a concentrarse en las ciudades gigantes? En definitiva, desde las ciudades se están creando pequeñas aldeas y numerosas empresas se han alejado de los núcleos urbanos. Quizá volvamos a la estructura de las aldeas...

Haussmann, hombre que cambió de imagen a París

En 1853 Napoleón III designa prefecto al Sr. Haussmann. Fue el hombre que hizo más cómoda la ciudad, tanto para sus habitantes como para sus vehículos. Se convirtió en rey de urbanismo y convirtió a la capital francesa en un referente para Europa y Estados Unidos.

Además de crear boulevards en París, amplió los recorridos existentes. Además, además de construir un nuevo eje de este a oeste, aumentó las aceras para facilitar la circulación peatonal y rodada y añadió nueve puentes al río Sena.

Además de las nuevas construcciones (mercado de Les Halles, estaciones de tren, nuevos teatros), Haussmann consideraba que eran necesarias zonas de paseo (bosques de Vincennes y Boulogne) y jardines (parque de Montsouris). Las calles se iluminaron con columnas, se instalaron bancos públicos y empezaron a florecer en las principales plazas y recorridos. Estas casas, por su parte, nunca han tenido problemas de evacuación, ya que multiplicó por cuatro el número de alcantarillas.

Pero la transformación y modernización de la ciudad también tuvo consecuencias negativas. Mejoró muchas cosas a los pobladores de alto nivel social, pero los humildes obreros tuvieron que salir de las fronteras de París, de las murallas de la ciudad, para hacerles la ciudad demasiado cara. Sin embargo, el número de habitantes dentro de la ciudad no se redujo, ya que el señor Haussmann añadió a la ciudad a los entonces poblados Auteuil, Passy, Grenelle y Montmartre. ...


Vivienda sostenible en marcha

En el municipio de Bernuy de Porreros, en la provincia de Segovia, el Ayuntamiento ha cedido un terreno a una empresa constructora para realizar una urbanización ecológica. Este proyecto, dotado con 36 millones de euros, ha contado con el apoyo del departamento de medio ambiente del Estado español.

Todos los pisos y casas tendrán muros denominados torbem. Estas paredes recogen la energía solar a lo largo del día y se van desprendiendo por la noche; además, durante el verano se obtiene agua caliente mediante paneles térmicos; las células fotovoltaicas producirán entre 2 y 5 kilowatios de energía eléctrica.

Los constructores han hecho una fuerte apuesta en el sistema de consumo de agua. Se ha tratado de aprovechar al máximo todos los tipos de agua. El agua utilizada en la ducha y en la limpieza de los recipientes será reutilizada para los depósitos de los inodoros. También se ha estructurado una red específica para recoger el agua de lluvia en las tuberías de fuera de casa, para luego regar las huertas y zonas verdes.

En cualquier vivienda, para que el invierno no sea demasiado duro se necesita calefacción. Esta urbanización bioclimática cubrirá esta necesidad con gas natural y contará con una caldera común para todos los hogares.

Por último, en el interior de la urbanización no se podrán utilizar vehículos ni vehículos a motor.

Publicado en el apartado D2 de Deia.

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