¿Los bosques limpian el aire?
2001/05/24 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Dos grupos de investigadores estadounidenses, tras los estudios realizados en un pinar, han puesto de manifiesto que sus creencias eran demasiado optimistas. Las investigaciones, publicadas en la revista Nature, deberán tenerse en cuenta a la hora de calcular los daños producidos por las emisiones de dióxido de carbono.
El equipo de la Universidad Duke de Carolina del Norte analiza un pinar de la especie Pinus taeda. El pinar se dividió en dos y los pinos unilaterales se mantuvieron a altas concentraciones de dióxido de carbono (0,06%). El objetivo de los investigadores era comparar la concentración de dióxido de carbono con el crecimiento de los que tenían una concentración normal (0,04%). De hecho, cuando los árboles están creciendo acumulan carbono en el tronco. Sin embargo, la concentración de dióxido de carbono en el medio era elevada, tras tres años de crecimiento superior al resto, se estancó.
Al parecer, la disminución de los alimentos fue lo que limitó el crecimiento, especialmente la escasez de nitrógeno. Además, en épocas de sequía, la alta concentración de dióxido de carbono era menos acusada.
Aunque parezca mentira, el aumento de la contaminación mejora los resultados en el experimento, ya que gracias al nitrógeno contenido en la lluvia ácida, los árboles pueden asimilar este exceso de dióxido de carbono. Sin embargo, la participación de otros agentes a tener en cuenta no se ha medido.
Por ejemplo, la mitad de la cantidad de carbono absorbida por los árboles se acumula en las hojas. Al caer al suelo, el segundo grupo de investigadores quería ver si el carbono de las hojas pasa de nuevo al aire o si la tierra es ocupada. Para ello, investigadores de la facultad de Bowden de Maine y de la Universidad de Duke analizaron el mismo pinar y, una vez más, obtuvieron resultados negativos en materia de calentamiento.
Según este estudio, a pesar de que los árboles situados en un entorno altamente concentrado de dióxido de carbono presentaban un mayor número de hojas, tras su caída al suelo, liberaban el dióxido de carbono a la atmósfera en menos de tres años.
A pesar de la necesidad de realizar más investigaciones, se ha demostrado que lo que veía en los bosques era erróneo en la solución del efecto invernadero y de los problemas del cambio climático. El aumento de los bosques no permite contaminar más.
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