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Sin olvidar las vacas locas

2004/12/12 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

¿Os acordáis de los tiempos en los que las chuletas tenían menos estimación que los muslos de pollo? Desde entonces no ha pasado mucho tiempo, pero la mayoría ya hemos olvidado aquella época en la que nos parecía que la carnicería era un lugar peligroso. Sin embargo, hay vacas que siguen locas y hay seres humanos… ¡qué decir! Estas últimas son las que más preocupación generan, sobre todo en Gran Bretaña.
¿Locos, vacas?

La crisis de las vacas locas fue especialmente grave en Gran Bretaña. Allí empezó el problema y allí murieron más vacas afectadas. En los seres humanos también fue allí donde más casos aparecieron, y casi todos los muertos por la enfermedad eran de allí, así como los dos últimos enfermos diagnosticados. Pero en este caso hay algo que destacar: los médicos creen que se han contaminado por transfusiones de sangre.

Antes se cazaba con carne de vaca enferma. En las vacas se denominó “mal de las vacas locas” porque los síntomas más llamativos son los neurológicos: las vacas enfermas pierden coordinación y tienen una actitud agresiva. Sorprende que las vacas así actúen, pero no es suficiente para provocar una terrible crisis internacional. La crisis surgió al ver que los humanos enfermaban al comer carne de estas vacas.

Versión de una enfermedad rara

En 1996 se anunció la muerte de cuatro personas a causa de la nueva versión del síndrome de Creutzfeld-Jakob, una enfermedad derivada del consumo de carne con enfermedad de vacas locas. Se demostró que se transmitía a los seres humanos. La enfermedad que causaba en los seres humanos se parecía a otra, el síndrome de Creutzfeld-Jakob, y por eso se dice que es su versión. El síndrome es muy raro, aparecen pocos casos y es genético. La forma de contagiarse sería ingerir el cerebro de los pacientes, algo poco habitual.

La carne de vacuno ya ha perdido el miedo.

En cualquier caso, entonces se recordó a la gente de kuru. Esta enfermedad, conocida también como ‘risa letal’, fue diagnosticada por primera vez en Nueva Guinea en 1957. Los fores indígenas eran caníbales y en los ritos comían cerebros, sobre todo de mujeres, que eran sagrados. Así se transmitía el mal curo, cuya característica más destacable era la risa de la demencia.

La enfermedad de las vacas locas y la nueva versión del síndrome Creutzfeld-Jakob pertenecen a la misma familia que el curu, y tienen muchas similitudes, pero eso sí, no provocan risas. Al ver que la enfermedad cruzó la frontera de las especies, se tomaron medidas para que nadie se contagiase. No era fácil diagnosticar a las vacas enfermas porque pasan años desde que se contagia hasta que aparecen los primeros síntomas. Por ello, fue importante realizar un test adecuado para detectar la causa de la enfermedad, los priones.

El test y el sistema de control del ganado se prepararon lo antes posible, pero no fue suficiente para frenar el ambiente de desconfianza, la gente no confiaba en la carne de vacuno y se vendió más pescado, pollo y carne de cerdo que nunca. Nadie podía olvidar esas terribles imágenes: En 1992 en Gran Bretaña se mataron y eliminaron 37.000 vacas.

El hombre para el hombre, lobo

Desarrollo de un nuevo método de esterilización de equipos quirúrgicos.

Con el tiempo se ha demostrado que este sistema de control es eficaz y que la carne que comemos es totalmente segura. En consecuencia, la gente ha perdido el miedo a la carne de vacuno y ahora se vende tanto como antes de la crisis.

Sin embargo, el problema no ha terminado. En aquellos años, antes de la crisis, mucha gente comió carne de vacuno contaminada y ahora no saben cuántos hombres y mujeres están infectados. Además, el test de detección de la enfermedad no es del todo riguroso y por debajo de cierto número de priones da negativo, aunque en sangre haya priones.

El riesgo está ahí: aunque el diagnóstico sea negativo, puede haber priones y contagio por transfusión sanguínea o intervención. Para evitarlos se han desarrollado recientemente dos sistemas.

Por un lado, la compañía Pall ha inventado un filtro para eliminar los priones en sangre. Los sistemas de eliminación de virus en sangre, bacterias y otros patógenos no destruyen los priones. Estos sistemas tienen como objetivo el ADN o el ARN, y los priones son proteínas y no contienen material genético, por lo que se escapan. Este filtro elimina todos los priones.

La transfusión de sangre es una vía de contagio.

Por otro lado, se ha inventado una técnica para la esterilización de los aparatos utilizados en las operaciones. Aunque al principio no se dieron cuenta, existen priones en los músculos, por lo que es imprescindible la esterilización de aparatos quirúrgicos. Normalmente se utiliza la temperatura y la presión para la esterilización, pero así los priones no desaparecen.

En la técnica que ahora proponen se aprovecha la corriente eléctrica. La producción de una corriente eléctrica baja en la superficie del útil da lugar a una serie de reacciones químicas. En estas reacciones químicas se forman partículas muy reactivas con oxígeno, capaces de eliminar toda la materia orgánica, incluidos los priones.

Todas estas medidas pretenden evitar todos los riesgos. Hay que tener en cuenta que hasta la fecha 154 personas han fallecido como consecuencia de la nueva versión del síndrome de Creutzfeld-Jakob. Que no sean más, ese es el deseo y el objetivo.

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