“Lo que realmente valoran es el esfuerzo”

2016/12/02 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

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Hemos conocido a Amaia Hernández Puerta, recién llegada de Canadá, que busca trabajo. Le gustaría trabajar en el desarrollo de sistemas protésicos y ortéticos para la rehabilitación médica, que es lo que más le gusta y para lo que se ha preparado en los últimos años, pero al ser un ámbito relativamente nuevo, no ve muchas oportunidades en su entorno. Sin embargo, sigue muy activo en la búsqueda de empleo y, mientras tanto, está realizando un curso de videojuegos para su posterior aplicación en rehabilitación.

Por su trayectoria, parece que desde el principio tenía muy claro que se especializaría en ingeniería biomédica. Aclara, sin embargo, que en el bachillerato no sabía que había esos estudios: “Siempre me han gustado las ciencias en general. Me gustaba la biología, pero también las matemáticas, la física, etc. Empecé a buscar un estudio en Internet que uniera ambas áreas, y entonces tuve conocimiento por primera vez de la Ingeniería Biomédica. En seguida decidí que iba a ir por ahí”.

Así, se licenció en Ingeniería Biomédica por la Universidad de Navarra. El primer año, sin embargo, no le pareció que acertara de pleno. Por un lado, tuvo que acostumbrarse a practicar otra lengua: “Hasta entonces, como aprendí todo en euskera, me era extraño el vocabulario técnico en castellano”, explica Hernández. Por otro lado, las asignaturas de primer curso le parecieron demasiado generales. “Sobre todo, en el máster tuve la oportunidad de profundizar en la rama que quería”.

Mientras tanto, disfrutó también de una beca Erasmus en Trondheim (Noruega). Posteriormente cursó sus estudios en el Máster de Ingeniería Biomédica, donde le surgió la posibilidad de ir a Canadá.

“Quería ir a un lugar en el que hablan inglés y, como en el hospital de Otawa estaban trabajando en el área que me interesaba, pedí que me fuera allí. También me pedí en otros dos sitios de Estados Unidos, pero de ellos ni siquiera me contestaron. Así terminé en Canadá. Aunque en un principio me resultó duro, cuando volví aquí me lloré”.

Autonomía y protección

El ambiente que encontró allí no se parecía mucho a lo que había conocido hasta entonces. “Aquí, cuando haces prácticas, normalmente estás muy orientada. Allí te dan total libertad. Tú decides todo: qué quieres hacer, cómo, qué material comprar… Al principio me daba mucha responsabilidad y preocupación, pero luego me di cuenta de que también te dan la oportunidad de meterte la pata y que lo que realmente valoran es un esfuerzo”, ha confesado.

Además, ha destacado que trabajando con autonomía, el resultado te satisface aún más y que siempre tuvo el apoyo de sus compañeros. Por tanto, no duda en valorar la experiencia canadiense: “Ha sido muy enriquecedor tanto desde el punto de vista profesional como personal”. Y confía en que su trayectoria profesional le permita crecer de forma personal.