De nuevo contra la astrología
1995/03/01 Arregi Bengoa, Jesus Iturria: Elhuyar aldizkaria
El astrónomo germánico Johann Kepler vivió entre 1571 y 1630 tras el Renacimiento, en el siglo XVI. en la segunda mitad del siglo XVII. Durante el siglo XX se llevó a cabo en el contexto de la revolución científica. Él es uno de los fundadores de la Astronomía moderna. Fue matemático del estado de Gratz y una de sus tareas en esta profesión era la Astrología Judicial. También publicaba el calendario astrológico. Sabemos, sin embargo, que no lo hacía porque le gustara todo o porque creía en la corrección de las consecuencias que podía conseguir por el camino de la Astrología, sino porque era un medio de vida más sencillo que la Astronomía. Desgraciadamente no creo que la situación haya cambiado sustancialmente.
J. Además de Kepler, la mayoría de los astrónomos contemporáneos, E. Brahe (1546-1601) su maestro y G. Los galiles (1564-1642), entre ellos, fabricaban horóscopos. Sin embargo, hay una diferencia importante entre Brahe y Kepler y Galileo, el primero no aceptó N. El sistema heliocéntrico fue propuesto por Copérnico (1473-1543), K. Aceptaba el modelo geocéntrico de Ptolomeo. Sin embargo, la superioridad de los modelos heliocéntricos sobre el otro tuvo mucho que ver cuando los astrónomos descartaron la Astrología. Los astrólogos tuvieron que aceptar la falsedad del modelo de universo que utilizaban. Sin embargo, no le hicieron más que pequeños cambios para poder seguir así.
Sabemos, pues, cuándo comenzó la Astronomía y la Astrología a diferenciarse y alejarse. Desde entonces, a medida que se ha ido desarrollando la Astronomía, se han lanzado muchos nuevos argumentos contra la Astrología, pero al parecer no han conseguido reducir el número de clientes. Pero mencionemos alguno de estos argumentos.
Los descubrimientos de Urano, Neptuno y Plutón generaron un nuevo problema en Astrología. Lo mismo podríamos decir de los asteroides, que al fin y al cabo también se mueven como los planetas y que al igual que los planetas, los asteroides también pueden causar algún efecto. Sería un problema muy curioso si alguna persona naciera en uno de los polos, desde donde la mitad de los signos del zodiaco están siempre visibles y la otra mitad siempre oculta.
¿Cuál es entonces la influencia del ascenciente y del desconocimiento? Tenemos problemas similares no sólo en los polos, sino también en los círculos polares. La precesión de los equinoccios no es menor. Cuando Ptolomeo construyó el sistema astrológico, a principios de la primavera el Sol entraba en la constelación de Aries. En la actualidad, por la precipitación mencionada, en el equinoccio de primavera el Sol entra en Piscis, por lo que los que tradicionalmente han sido considerados como Aries deberían ser Piscis, y así todos seríamos los que hemos considerado anteriores.
Por algo parecido se desencadenó el pasado mes de enero el escándalo final de este largo debate entre astrónomos y astrólogos. Límites de las constelaciones de causa XX. Se trata de no ser un siglo bien definido. Después de 2.000 años en paz en Ortzia, el Ophinchus no ha provocado pocas novedades, ya que muchas personas deberían cambiar de signo. La organización de las estrellas del cielo, sean o no en el zodiaco, es totalmente arbitraria en las constelaciones, como la selección arbitraria de astros que pueden influir en la naturaleza del ser humano y el campo de influencia que se adapta a cada uno de ellos es también arbitrario. Considero que la arbitrariedad es el rasgo más destacado de la Astrología y por eso creo que no se puede llegar a conclusiones contundentes.
El final, al igual que el principio, con Kepler, diría que “es evidente que el cielo influye en el ser humano, pero es desconocido en qué se materializa”.
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