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La hélice es doble

2013/10/01 Etxebeste Aduriz, Egoitz - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

En marzo de 1953, Rosalind Franklin tenía preparado un artículo sobre la estructura del ADN. Pero entonces descubrió que Watson y Crick propusieron un nuevo modelo de estructura del ADN. El artículo de Watson y Crick fue perseguido por Franklin, en Nature, el 25 de abril de 1953. Tuvo que escribir una nota: "Nuestras ideas principales coinciden con el modelo que Watson y Crick proponen en el artículo anterior". Y no era de extrañar que coincidiera, aunque Franklin no lo supiera, porque el modelo de Watson y Crick estaba basado en sus datos.

"Rosy, por supuesto, no nos dio sus datos. King'sen nadie sabía que esos datos estaban en nuestras manos", escribiría posteriormente Watson. Y también reconocería que sin hacer uso de la obra de Franklin, no sería posible aclarar la estructura del ADN. Franklin no sabía que los rivales de Cambridge usaron sus datos, ni siquiera que algunos de ellos fueron tratados por Maurice Wilkins, de su equipo.

Wilkins y Franklin nunca se repararon bien. Antes de llegar al Franklin King's College, Wilkins trabajaba con el ADN junto a su estudiante de doctorado Raymond Gosling. Llegó a Franklin en 1951. Estudió física y química, no sabía nada de biología, pero era especialista en cristalografía por difracción de rayos X. El director quería que se aplicara esta técnica al ADN, más aún, le dijo a Franklin que dirigiera la investigación del ADN y que a partir de entonces Gosling iba a estar con él. Pero Wilkins no le dijo nada. Se sintió excluido. La relación entre Wilkins y Franklin no comenzó muy bien. Y su naturaleza también chocaba. Franklin tenía una mirada exigente, una lengüeta intensa y poca paciencia. Wilkins, por su parte, era tímido, de habla lenta y evitaba mirar a los ojos.

El trabajo de Franklin y Gosling comenzó a dar sus frutos. Pronto vieron que el ADN podía tener dos formas, dependiendo del grado de hidratación, denominándolas A y B. Y parecía que la B tenía forma de hélice. Franklin expuso estos resultados en una conferencia. En aquella charla estaba el joven Watson.

James Watson y Francis Crick eran investigadores del laboratorio Cavendish de Cambridge. Trabajaban con modelos teóricos y necesitaban datos ajenos para elaborar sus propios modelos. Y lo que Watson escuchó en la conferencia de Franklin era interesante. Le contó a Crick, no muy correctamente. Y con esta información errónea pensaron que no sería difícil imaginar la estructura del ADN. Lo hicieron enseguida y, orgullosos, invitaron a los King's a ver su estructura. Nada más verla se dieron cuenta de que Franklin y Gosling estaban mal. Se trataba de una triple hélice con grupos de fosfatos hacia dentro. Esto era imposible, esta estructura no dejaba espacio para las moléculas de agua. Los grupos de fosfatos debían estar en el exterior de la hélice.

Franklin eliminó por completo el modelo de Cambridge, razón a razón, rigor. Crick, como luego dirá, fue la única vez que vio a Watson sin palabras.

King's siguieron adelante. Franklin trabajó mucho en la mejora y puesta a punto de la máquina de difracción de rayos X y comenzó a conseguir unas imágenes excepcionales. Las imágenes mostraban claramente que la B tenía forma de hélice, pero en el caso de la A no estaba tan clara. Y Franklin no había publicado nada hasta que tenía claro lo que se iba a publicar; la teorización y la especulación no gustaban, necesitaba datos. Así, junto con Gosling, realizó cálculos matemáticos complejos a partir de esas imágenes. A finales de 1952, Franklin recogió estos resultados en un informe interno.

Ed. Manu Ortega/CC BY-NC-ND

Franklin concluyó que las dos formas del ADN eran de hélice, eran hélices dobles, las hélices formadas por dos cadenas. Le faltaba comprender cómo se unían las dos cadenas. Estaba cerca, muy cerca. Pero los de Cambridge iban más rápido. Para entonces ya disponían de los datos de Franklin.

La primera información clave fue obtenida en enero de 1953. Watson acudió a Franklin agitando en la mano el borrador de un artículo del americano Linus Pauling. Se refería también a la estructura del ADN, equivocada: tres cadenas y fosfatos en su interior. Sin embargo, Watson era grave, Pauling no era cualquiera, había descubierto la estructura de las proteínas y era, sin duda, muy capaz de encontrar la del ADN. Antes de que Pauling se dé cuenta del error, Watson le propuso trabajar juntos. Pero le echó a Franklin que no era capaz de interpretar sus datos. Y él se enfadó muchísimo. Wilkins apareció en medio del debate y llevó a Watson a su despacho. Entonces Franklin le enseñó la mejor imagen del ADN sacado, foto 51. Watson vio enseguida lo que significaba esa imagen: ¡era una doble hélice! Volvieron a Cambridge, contaron a Crick y pronto comenzaron a trabajar.

El 28 de enero Franklin dio una conferencia en King's. La charla, impulsada por el mal ambiente de trabajo, era para mostrar a los compañeros su trabajo. Watson y Crick también quisieron ir, pero Wilkins les escribió diciendo que no iban porque era privado. "Hablaremos después cuando el aire esté más limpio. Espero que el humo de la bruja desaparezca pronto por delante de nuestros ojos", escribió.

No asistieron a la conferencia, pero a mediados de febrero, a través del director de tesis de Crick, Franklin consiguió aquel informe interno de resultados. Aquella información y la foto 51 eran un chollo para Watson y Crick. Para finales de febrero Crick echó en un bar que encontraron el "secreto de la vida".

El modelo estaba disponible el 7 de marzo de 1953. Y era correcto. Watson fue capaz de aclarar lo que faltaba a Franklin. La llave estaba en el trabajo del austriaco Erwin Chargaff. Chargaff descubrió que las cuatro bases que formaban el ADN eran siempre iguales en dos. Y Watson se dio cuenta de que eso era porque se emparejaban por parejas, siempre formaban parejas concretas y a través de ellas se unían las dos cadenas de la hélice.

Franklin acogió con dignidad el descubrimiento de Watson y Crick. Falleció cinco años después, en 1958, a los 37 años, por cáncer de ovario. Watson, Crick y Wilkins no vieron la Novela que recibió en 1962.

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