La medición de la biodiversidad oscura muestra que la incidencia de las actividades humanas es mayor de lo que se cree
2025/04/30 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

La conclusión es que la incidencia de las actividades humanas es mayor de lo esperado y puede llegar a cientos de kilómetros utilizando un método no habitual de medición de la biodiversidad. Se ha medido la biodiversidad oscura, la proporción de especies que pueden habitar en un lugar determinado pero que no viven.
Los métodos tradicionales de medición de la biodiversidad se basan en el cómputo del número de especies presentes en un lugar determinado, sin tener en cuenta las especies potenciales. Sin embargo, de esta manera se desprecia el impacto real del ser humano. El concepto de diversidad oscura fue creado en 2011 por los investigadores de la Universidad de Tartu (Estonia). En 2018 se puso en marcha la red DarkDivNet bajo este concepto. A partir de entonces, grupos de investigación de todo el mundo han ido entrando a esta red para recoger muestras de todas las regiones posibles. Este fue el caso de los investigadores Idoia Biurrun Galarraga y Juan Antonio Campos Prieto del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU. El Parque Natural de Gorbeia fue el lugar elegido para el estudio, concretamente, los hayedos y brezales que lo conforman.
El estudio, publicado en la revista Nature, mide la oscura diversidad de las plantas de 5.500 áreas repartidas en 119 regiones de todo el planeta. Los resultados ponen de manifiesto el gran impacto de las actividades humanas sobre la biodiversidad hasta ahora desconocida. En efecto, en las regiones de bajo impacto humano, los hábitats naturales presentan una media de un tercio de especies potenciales, ya que de forma natural no todas las especies pueden dispersarse por todo el territorio. Por el contrario, en las regiones de alto impacto humano, solo una quinta parte de las especies potenciales se encuentran en hábitats.
Además, la investigación ha demostrado que la actividad humana influye negativamente en la diversidad de plantas de una zona situada en una zona de cientos de kilómetros. Según los autores, los resultados son alarmantes, ya que demuestran que la actividad humana tiene un impacto mucho mayor de lo que se pensaba, llegando incluso a zonas protegidas alejadas del origen del impacto. La contaminación, la deforestación, el sobrepastoreo o los incendios pueden dejar a las especies vegetales fuera de sus hábitats naturales y evitar la recolonización.
Por otra parte, los investigadores han subrayado que la influencia negativa de la actividad humana no ha sido tan acusada cuando al menos un tercio del ámbito de una región sigue bien conservada. Esto confirma el objetivo de proteger el 30% de la superficie del planeta.

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