Asunto de marfil
1989/07/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
Ecologistas y algunos estados africanos piden la inclusión del elefante africano en la lista de animales en peligro de extinción. La inclusión en esta lista conllevaría la prohibición del tráfico de bolos. Además, pretenden frenar las importaciones de boli en todo el mundo.
Los impulsores de esta campaña afirman que el control del tráfico de bolos ha fallado. El tráfico de marfil ha aumentado en las últimas décadas y si seguimos por el mismo camino, dentro de 20 años el elefante puede desaparecer. En los últimos diez años la población de elefante ha disminuido de 1,3 millones a 625.000.
El Fondo Internacional para la Naturaleza (WWF) y la Organización Internacional para la Conservación de la Vida Salvaje (WCI) han señalado que los Gobiernos de Tanzania, Kenia, Gambia y Somalia han solicitado la inclusión del elefante en el Anexo I del Convenio Internacional para el Comercio de Flora y Fauna en Peligro de Extinción (CITES). La inclusión en el Anexo I prohibiría el comercio de productos elefantes. Además, los gobiernos de Chad, Niger y Zambia también apoyarán esta medida.
Elefante ahora II. Se encuentra en el anexo y permite en parte el comercio de boli y cuero de elefante. Sin embargo, se ha detectado que el comercio controlado es inútil. Los mayores consumidores de boli se encuentran en Asia y se calcula que el 80% del boli que llega hasta allí es ilegal. Los mayores exportadores son Sudán, Burundi (a pesar de no disponer de elefante), Congo, Burkina Faso, Zaire y Tanzania.
Sin descender la población del elefante africano, se pueden exportar 50 toneladas de voli al año. En 1987 se exportaron 300 toneladas y el punto más alto se alcanzó en 1979, cuando se exportaron 900 toneladas.
Ahora hay que matar más elefantes que antes para conseguir la misma cantidad de boli. Los elefantes más grandes (sus gafas pueden pesar 80 kg) murieron hace tiempo. El peso medio de las pestañas vendidas en 1979 era de 9,8 kg. Una tonelada de boli suponía la muerte de 54 elefantes. En 1989, en cambio, el peso medio de las pestañas era sólo de 47 kg. Esto significa que los elefantes están muriendo cada vez más jóvenes.
No obstante, sólo la inclusión en el Anexo I salvará al elefante. Es el caso del rinoceronte negro. La inclusión en el Anexo I no ha paralizado la compraventa de ramas de rinoceronte.
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