Blues de Camarón: manglares
1998/07/01 Malo, Juan | Olano, Jose Miguel Iturria: Elhuyar aldizkaria
Las raíces sangüeñas de Rhizophora dan a los manglares un aspecto indiferente.
Distribución
El mar es la única zona del mundo no colonizada por cormofitos (plantas superiores con tejido vascular). Aunque dominan los ecosistemas terrestres, muy pocas especies (Thalassa, Zostera, Posidonia...) han conseguido vivir en el mar. Los cormofitos no hacen más que mojar los pies en las aguas saladas del mar.
Algunos cormofitos son capaces de mantenerse en la zona intermareal, pero sólo en zonas de baja influencia marina. De todas las formaciones vegetales que viven en la interfase tierra/mar, sin duda, las que presentan una biomasa y una complejidad estructural más elevada son los manglares. En este nombre genérico se incluyen las comunidades boscosas que habitan en el intermareal del trópico y subtrópico. La distribución de estas formaciones está limitada a las latitudes bajas, pero sus límites son muy variables según los tiempos.
En zonas expuestas a corrientes marinas templadas, como el Caribe, los manglares pueden alcanzar una latitud de 27º (por ejemplo, en la costa de Florida). Por el contrario, en la costa de corriente fría, que hace que el clima también sea más seco, se alejan muy pocos grados de Ecuador. Por ejemplo, en la costa del Pacífico de América del Sur, cerca de la corriente de Humboldt, los manglares sólo alcanzan el límite entre Perú y Ecuador (hasta una latitud de 3º).
Para vivir en un entorno tan estresante, las plantas han tenido que adaptarse especialmente. Las raíces y tejidos deben soportar una elevada concentración de sales marinas; el ambiente anaeróbico impide la respiración de las raíces y debe adaptarse para mantenerse firme en el arraigo tan móvil. Por otra parte, las semillas deben tener capacidad de crecimiento en estas condiciones extremas. A pesar de la diferente eficiencia, las plantas del manglares han conseguido superar todas estas barreras.
La mayoría de los procesos celulares de los cormofitos no pueden llevarse a cabo en la composición y concentración iónica marina, por lo que deben emplearse estrategias para corregir la excreción activa de la sal en hojas y raíces, su eliminación mediante depósito en hojas viejas que van a perder o el “robo” del agua al mar modificando la concentración osmótica del sapo.
Los árboles de Mangladi han seleccionado al menos una de estas opciones. Rhizophora o mangle rojo bloquea la entrada de sal en la membrana celular. La presión osmótica de los fluidos de sus raíces es muy alta (35-60 atm), superior a la del agua de mar (25 atm). Sin embargo, la concentración de sales no es muy elevada (entre 1,2 y 1,5 mg/l) y el aumento de la concentración osmótica se consigue mediante la liberación de productos orgánicos. El agua se introduce en la planta mediante procesos osmóticos y microfiltración.
El Avicennia germinans o mangle negro capta gran cantidad de sal para elevar su concentración osmótica y así es capaz de “absorber” el agua. Para evitar el desequilibrio entre los diferentes iones, sus hojas contienen glándulas que expulsan activamente la sal. Estas están situadas en la epidermia y sus enzimas tienen una actividad dependiente de la relación Na/K.
La tierra de los manglares tiene problemas de anoxia, debido a que los huecos están llenos de agua y no de viento, y además la carga orgánica es muy activa, disminuyendo el oxígeno disponible. Por ello, se necesitan mecanismos de transferencia de oxígeno desde arriba hacia las raíces. El rhizophon tiene lenticielas (poros respiratorios) en sus raíces en forma de patas. La Mora y Pelliceria también tienen lenticelas, pero en las raíces de las tablas. La adaptación de Avicennia y Laguncularia es la más interesante: de sus raíces salen los neumoforos, raíces que crecen con geotropismo negativo, y salen del agua, al menos en bajamar. Visto desde fuera se asemejan a las chimeneas, pero en su interior están llenos de esponjas parenquimatosas que permiten el intercambio de gases.
Una vez saciada la sed y dispuesta a respirar, los árboles del manglares deben estar erguidos en el medio móvil. Arraigada, con lodos y agua, es muy móvil, ya que cada día hay que sentir la fuerza de la pleamar y la bajamar (la marea, por ejemplo, puede alcanzar los cuatro metros en el Pacífico). La adaptación más espectacular ha sido la de Rhizopha: el tronco se levanta con raíces zancudas y se puede decir que flota sobre el barro. Avicennia y Laguncularia, sin embargo, tienen la raíz en superficies radiales, lo que permite que la base sea mayor. Pelliceria y Mora, como hemos dicho, tienen raíces de tablas.
Con todas las condiciones de vida, estas especies deben ser capaces de llegar; no es fácil que las plantas queden sumergidas en todas las pleamares. Así que tienen que crecer antes. Esta presión evolutiva ha generado la convergencia de todos los árboles del manglares. Las semillas de mangles son muy grandes (por ejemplo, las de Mora son de 1000 g o más). Todos son bivalvos, es decir, se enfrían sobre las ramas para no perder tiempo y tienen la misma forma para no caer boca abajo. Por si fuera poco, también son capaces de flotar para llegar, si es necesario, a otra playa por efecto de la corriente.
Ecosistema de manglares
Los manglares no son ecosistemas diversos, ya que son pocas las especies vegetales que habitan. En algunos casos este problema llega al extremo: existen manglares con una sola especie de árbol.
Cuidado con lo dicho. Los ecosistemas no son meros listados de especies y el número de especies no siempre es el más importante. De hecho, los ecosistemas no se encuentran en conjuntos cerrados y sus relaciones tejen una red. A pesar de la escasez de especies vegetales, los procesos que se dan en los manglares tienen una gran importancia en los ecosistemas costeros.
Las hojas de los manglares tienen una gran variedad de alimentos y son la base de una rica red trófica. Muchas especies se ven obligadas a recurrir a manglares para superar una fase de vida. Por ello, la desaparición de manglares podría tener un impacto imprevisible en el resto de ecosistemas costeros. Las cosas no son como en los bosques, donde el movimiento de los alimentos es casi vertical; en los manglares, como en los ecosistemas acuáticos, la característica horizontal es muy importante.
... y langostinos
Es más importante de lo que pensamos, nuestras preferencias al sentarnos en la mesa y sus cambios. Las economías de los países del Tercer Mundo abastecen de materias primas a los países del Primer Mundo y son baratas. Normalmente, cada país vende uno o dos productos en esta feria internacional. Por eso, cuando nuestras preferencias cambian de un producto a otro (el café árabe por ejemplo, el café robusta) o cuando de repente cualquier cosa se convierte en “venenosa” (el azúcar, por ejemplo), en estos países se producen desequilibrios económicos enormes. ¡Qué duras son las leyes del mercado!
A continuación se explica la historia de la langosta (camarón, como se conoce en Ecuador), para ver que un producto puede alterar totalmente la gestión y estado del medio. Y también para darnos cuenta de que todos estos procesos están más cerca de lo que pensamos.
Kamarona o Pennaeus vannamei es una especie similar a nuestra langostinos. Vive en el Pacífico. Su ciclo de vida es conocido: su vida comienza en alta mar, donde las hembras van a desovar sus huevos; tras pasar la fase larvaria, la postlarva se traslada a la costa, a los estuarios, en busca de lugares ricos en nutrientes y, normalmente, entre las raíces de los manglares, donde habitan, como organismos de fondo, para volver al mar cuando llegan.
La camarona siempre ha estado contemplada por los pescadores, con capturas cercanas a las 8.000 t/año entre 1979 y 1989. En 1969 comenzó a dedicarse a la acuicultura, aunque en un principio en pequeñas cantidades. Diez años después, la producción anual era de 4.000 toneladas, menos de lo que todavía se había capturado en el mar. Pero ese año comenzó a crecer exponencialmente llegando a ser la tercera fuente de divisas de Ecuador (tras el petróleo y el plátano). La producción en 1989 fue de 70.000 toneladas.
La camara se utiliza casi exclusivamente para la exportación, ya que sólo los robados entran en el mercado nacional. El principal comprador ha sido Estados Unidos, pero en los últimos años ha aumentado la importancia del mercado europeo, especialmente el español (146 millones de dólares en 1992).
La acuicultura de las cámaras comienza con la obtención de postlarvas, de tres formas diferentes. La más sencilla, y la más utilizada, es la pesca de postlarvas. Alrededor de esta actividad trabajan casi 10.000 personas en la costa ecuatoriana, algunas durante todo el año, pero la mayoría durante unos meses. No todas las postlarvas son válidas: El género Pennaeus tiene tres especies en Ecuador y sólo se utiliza en Pennaeus vannamei. Los demás se arrojan, generalmente a la playa y mueren allí. En el camino del mar a las semillas mueren mucho, casi el 80% de las postlarvas.
El segundo sistema no captura postlarín sino hembras gestantes. Estos se venden a los laboratorios para que cumplan el ciclo hasta el postre. En otras zonas, rara vez, todo el ciclo, incluida la reproducción, se realiza en el laboratorio. Esta técnica permitiría a la industria de las cámaras mejorar la variedad, aumentando la productividad. De esta forma, la explotación sin medidas también se reduciría.
Tras esta fase, las postlarvas se venden a cámaras. La compra de postlarvas es la parte más cara de todo el proceso, al menos para las cámaras semi-extensibles. En 1984, con el elevado precio de las postlarvas, representó el 44% de los gastos.
La mayoría de las cámaras no son cosa del otro mundo: una piscina de tierra que se abastece de agua a una red de canales. Las camaras se alimentan de pienso hasta conseguir un tamaño y peso adecuado, por lo que se vacían la piscina y se capturan en el suelo como si fueran de veinte. Normalmente en este proceso se utilizan antibióticos a tope debido al alto riesgo de enfermedades. El agua también cambia a menudo para que las altas concentraciones de nutrientes no supongan un crecimiento excesivo de las algas. De esta forma estas empresas generan una contaminación suficiente. El desarrollo de esta actividad ha sido muy perjudicial para el medio ambiente ecuatoriano, sobre todo para los ecosistemas marinos. Y no sólo por los problemas que hemos mencionado anteriormente.
Las cámaras se disponen en muchos casos en manglares o en terrenos esteros salinos. De las 118.000 Ha empleadas como cámara en 1989, 38.500 estaban en terrenos esteros salinos y el 75% de este ecosistema desapareció. Otras 38.000 Ha se realizaron en lugares donde antes era el manglares, destruyendo el 15% de este ecosistema (CLIRSEN 1987). Los manglares están desapareciendo cada vez más rápido: En los años 1984-1987 la tasa anual fue del 1,28% y en 1991 (CLIRSEN 1991) del 1,8%.
¿Por qué ha ocurrido esto? Hay dos razones, por el lado técnico es preferible ubicar la piscina cerca del agua, reduciendo así los gastos de bombeo. La segunda es lamentable: En Ecuador, al igual que en España, el distrito marítimo-terrestre es público. ¿Su significado? En Ecuador (así fue también en España) no tiene dueño y cualquiera puede utilizarlo sin dar una moneda.
Además, la corrección de este proceso no es fácil debido a las condiciones de esta industria en Ecuador. Una Ha a Kamaronera sólo aporta 0,59 toneladas, muy poco teniendo en cuenta que aportan más de una tonelada a México, China o Honduras. La rentabilidad de Ecuador no se obtiene a través de la productividad, sino a través de la reducción de costes: escasas inversiones y bajos salarios (5$ por día o menos).
Existen tecnologías para evitar la mezcla de aguas, para alejar la cámara. Existen también, en teoría, leyes a favor de los manglares. Pero como la ideología de la mayoría de las empresas es hacer dinero sin inversión, no tienen voluntad de hacer estos cambios. La capitalización de las empresas ha cambiado esta situación, pero son excepciones. ¿Cómo seguirá el blues de las cámaras?
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