“La colaboración entre todos completa el resultado”
2023/11/03 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
A menudo se produce una separación rígida entre ciencia y arte. José Luis Larrañaga Odriozola, sin embargo, demuestra la estrecha relación existente entre ambas áreas. Prueba de ello es la restauración realizada en el Puente de María Cristina de San Sebastián.
En concreto, Larrañaga es profesor de la facultad de Bellas Artes en el grado de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, y se le planteó la posibilidad de participar en la restauración de los elementos decorativos del puente que se creó hace un par de años.
Recuerda que este puente es de hormigón armado, inaugurado en 1905 y que en aquella época no era habitual el uso del hormigón. Por eso dice Larrañaga que fue "pionero". "El hormigón de su época no era muy adecuado y el aspecto del puente no gustaba mucho. Entonces, en 1908, decidieron pintar, sobre todo las cuatro torres que hay en los bordes del puente ".
Desde entonces, el puente ha tenido muchas intervenciones. Larrañaga destaca la de 1985: "El puente fue derribado y rehecho lo mejor posible. Pero las torres se mantuvieron y son originales. Como se ha dicho, en 1908 se pintaron de blanco las torres y algunas partes de color dorado, pero en cada intervención se hacía más dorado y cambiaba el blanco. Llegó a nuestra época con muchas partes doradas y, en vez de blanco, ocre. En nuestra intervención intentamos conseguir no la apariencia de 1905 sino la de 1908".
Eso sí, los restauradores son conscientes de que con el tiempo las pinturas usadas se habrían envejecido debido a factores medioambientales. Por ello, Larrañaga trató de conocer la evolución futura de las pinturas a utilizar. "Adquirimos las pinturas de las casas comerciales y las envejecimos experimentalmente para ver cuánto duraban y cómo se envejecían". No basta, sin embargo, con ser duraderos, también deben ser estéticos porque "tienen también una función estética". En eso consiste su tesis doctoral: tomar muestras, analizar su evolución y ver cuál puede ser la más adecuada el día de mañana.
"Es verdad que en el futuro habrá mejores pinturas, más estables, más duraderas, pero estudiar las diferentes pinturas nos ayudará a decidir cuál será mejor para el día de mañana", ha precisado Larrañaga. Asimismo, ha destacado la participación de expertos en diversas áreas en la restauración del patrimonio: "Además de las Bellas Artes, trabajamos ingenieros, arquitectos, historiadores, químicos... y la colaboración entre todos completa el resultado".
También habla de límites: dinero y tiempo. "Como en otros ámbitos de la vida, estos son los que nos condicionan el trabajo, porque muchas veces no tenemos dinero ni tiempo para llevar a cabo toda esa investigación". La universidad le ha permitido hacerlo. Y ha apoyado firmemente la función universitaria: "Las universidades son muy importantes para la sociedad. Tienen que crear y difundir sabiduría, y creo que las empresas también tienen que ponerse en contacto con la universidad, porque esa colaboración da muy buenos resultados, y no solo a la restauración, en todo".
En la universidad, Larrañaga no sólo trabaja como investigadora, sino también como profesora, labor que le resulta muy enriquecedora: "Aprendo mucho de los alumnos y no es un tópico. En realidad, ser profesor de universidad es una buena oportunidad para seguir aprendiendo".
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