Evolución en los videojuegos
2008/11/23 Álvarez Busca, Lucía - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
Si pudieras crear una especie, un mundo, un universo, ¿cómo lo harías? Imagínate que creas un ser que según tus decisiones va evolucionando hasta desarrollar una especie, una familia, una sociedad y un mundo. ¿Quieres intentarlo?
Cuando nuestro ser es un organismo unicelular, el juego nos aparece en dos dimensiones, como si miráramos con un microscopio. (Electronic Arts Software)
Si te quedaste corto, aquí tienes una oportunidad más amplia. El pasado mes de septiembre se presentó Spore. Se trata de un videojuego para jugar tanto en el ordenador como en la consola de videojuegos o en el móvil. Está basado en el concepto de evolución teológica o diseño inteligente. Y es que el jugador decide el proceso evolutivo de un ser como si fuera un dios.
Cada uno puede dar al ser la forma deseada, desde que es un organismo unicelular hasta que es un animal complejo y alcanza un cierto grado de inteligencia. El jugador deberá crecer varias de sus generaciones, estructurar y dirigir la sociedad desde el principio de la civilización hasta la capacidad de llegar al espacio.
Tres millones de especies en la red
Will Wright es el creador del juego Spore. Wright ya es muy popular porque es el creador del juego Sims. En aquel juego el juguete era la sociedad. Wright ha querido dar un paso más y ha permitido crear no sólo comportamientos, sino también seres. En Spore el juguete es el universo. Para ello, Sims ha incorporado a sus funciones sociales las bases de la biología y el concepto de evolución. En palabras de Wright, hay ecosistemas de juguete, planetas y galaxias, y el objetivo del juego es que estos juguetes sean divertidos, que el jugador pueda explorar y crear ciudades y mundos. El criterio de los creadores de Spore ha sido desarrollar el juego del gusto del jugador, centrarse en las experiencias que él quiere vivir y darle al jugador la capacidad de cambiar a su gusto.
El juego comienza con el nacimiento de la vida. De hecho, en el planeta se ve caer un cometa. Este principio explica la idea de panspermia, según la cual las ‘semillas’ de la vida se encuentran dispersas por el universo y su llegada a la Tierra en nuestro planeta comenzó su vida. A partir de ahí, el jugador deberá pasar por cinco situaciones diferentes: organismo unicelular, ser, tribu, civilización y salida al espacio.
En función de las decisiones tomadas en cada fase: herbívoro o carnívoro, desarrollo de unos u otros sistemas de defensa, etc., el ser creado por el jugador evolucionará de una u otra manera. Así, se marcarán unos puntos genéticos en función de lo que se decida en cada fase. Estos puntos condicionan las decisiones que tomaremos más adelante. Por ejemplo, según la decisión tomada en la época de la célula, el juego nos dará un número de piernas, brazos o ojos, o en función de la elección de unas u otras armas defensivas, los grupos de alrededor serán amigos o enemigos.
Tres millones de especies en la red
Los seres creados por un jugador pueden compartirse con otros jugadores, integrados en la base de seres existente en la red, y esta base también permite la descarga de seres creados por otros. En la actualidad, más de tres millones de seres creados por los usuarios se encuentran en la red como reflejo del éxito del juego.
Pero ya han aparecido en contra de este juego. Así, un hombre pone en marcha el blog Anti Spore, un juego que muestra a los más pequeños ideas contrarias a la fe. De hecho, el creador del blog se opone a las ideas de la evolución que defiende el juego y cree que se opone a las creencias religiosas.
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