Carbón vegetal en modo anticuario
1994/10/01 Kaltzada, Pili - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria
Lontxo Narbarte dio fuego a esta última txondorra a principios de junio, pero nos contó que los trabajos necesarios para ello comenzaron antes. La primera es la recogida de madera. A pesar de que le han traído aquí para el presente, esta madrugada recuerda bien las penurias de antaño “Tenía que caminar por el bosque para recoger la madera necesaria para construir la txondorra. Preferimos el haya, el roble o la castaña, pero en más de una ocasión hemos tenido que usar cualquier otra madera, cuando no hemos podido encontrar otra cosa”.
Para la construcción de esta txondorra se ha utilizado principalmente el haya, con una media de 50.000 kilos de madera. Lontxo ha recogido camionadas en este solar de Lazkao, para luego triturar con hacha, serrín y estiércol. De hecho, se da gran importancia al correcto corte de la madera, ya que la estructura de la txondorra así lo requiere.
La txondorra es una pila de madera en forma de cono que se forma para fabricar carbón. Sin embargo, esta definición parece demasiado implícita conociendo el trabajo que realiza el carbonero. La técnica del carbón es muy precisa, y eso, como decía Lontxo, no se aprende de un día para otro: “Hay que hacerlo desde muy joven, porque no se puede aprender a hacer carbón. Siendo adulto no se puede enseñar a nadie, en sangre o alguien sabe dónde escribir. Eso me pega, porque hoy en día no hay jóvenes que construyan la txondorra y, por lo tanto, cuando vayamos los últimos carboneros viejos de nuestra generación, llevaremos la tradición con nosotros”.
Antes de comenzar a montar la txondorra, Lontxo ha recogido, apilado y triturado la madera. Ahora tiene que formar con cuidado una estructura de malla que sea la base de la txondorra. Colocará el poste en el centro como guía y alrededor de él, cuatro trozos de madera del mismo tamaño que formarán el conducto de humos de la txondorra. Es aquí donde Lontxo coloca el palo largo denominado “alcalde”, que es el eje que dirige la altura de la txondorra.
Una vez colocados los apoyos interiores de la txondorra, comenzará a construirse de abajo a arriba, colocando los troncos más gruesos en la parte inferior, más finos cuanto más arriba. Vista desde fuera, la estructura de la txondorra puede parecer un trabajo de araña y Lontxo nos confiesa que es en gran medida: “Hay que tener mucho cuidado para organizar bien la estructura de la txondorra. Muchas veces nos ha ocurrido que, una vez terminada esa labor, antes de que se produzca el fuego, todo se haya picado. Esto puede deberse a muchas razones, pero la principal es la mala colocación de la madera”.
Una vez levantada la estructura interna, la txondorra se tapa. El carbonero colocará la hojarasca, las ramas pequeñas y el zotal envueltos en el bosque sobre el depósito de madera, formando una estructura robusta. Es muy importante cubrirlo todo bien, ya que una vez incendiado, en lugar de cocerlo poco a poco, si entra el viento, se quemaría totalmente la txondorra y se desperdiciaría todo. Después de todo esto, Lontxo abrirá unos pequeños orificios en toda la zona de la txondorra para que salga humo. Sin embargo, los grandes agujeros que provocará el fuego interior los cubrirá con celos, ya que corren el peligro de convertirse en cenizas. A lo largo del proceso, el carbonero analizará perfectamente el sentido del viento, ya que en caso de sonar transversalmente se atreverá a desmontar el trabajo realizado.
Sólo falta dar fuego. Para ello, Lontxo sacará del agujero superior al alcalde que le ha situado junto a la base: “En ocasiones se ha producido un descenso de la txondorra al retirar el alcalde. También hay que tener mucho cuidado. Sin embargo, si aparece claramente lo que llamamos el conducto de humos o el “horno de la madera”, podemos encenderlo tranquilamente, porque significa que hemos construido una estructura sólida”. Por la cima del cono entra la brasa y a continuación se tapa con una tapa de hojalata. En unas pocas horas veremos que la txondorra es humo y empezará a transformar la madera interior. El proceso que se da en el interior del depósito de madera es la pérdida de agua: poco a poco el fuego absorberá agua a la madera y se ha convertido en carbón. La madera, por tanto, no se quema, sino que se cuece poco a poco.
A medida que pasen los días, la forma de cono de la txondorra se distorsiona, perdiendo altura. Durante la cocción de la madera, el carbonero seguirá “alimentando” la txondorra, cubriendo los agujeros abiertos por el fuego y introduciendo troncos más pequeños hasta completar la cocción. Llegados a este momento, ¿cómo sabe el chupista si el carbón vegetal está listo o no? “El color del humo se percibe cuando se oscurece —dice Lontxo—, pero hay que ser muy cuidadoso también en este caso, ya que si se abre la txondorra, la interna está perdida, sea carbón o madera”. La txondorra se expande con la rejilla o tridente, y ahí aparecerá el carbón negro de tantas costas.
Lontxo desconoce la cantidad de carbón vegetal que obtendrá de las 50 toneladas iniciales. Nos confesó que no se puede saber: “Alguien podría calcular la proporción, pero apostaría por que le salga mal. Con la misma cantidad de madera no siempre obtendrías la misma medida de carbón. No sólo depende de la madera: si has colocado bien la madera, cuánto ha perdido el agua, si el viento ha acelerado la cocción… todo esto finalmente tendrá un efecto directo”.
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