Un límite lleno de acción
2000/07/16 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
Los océanos afectan directamente al clima terrestre. Sin embargo, su papel en el ciclo general del carbono es poco conocido, entre otras cosas, por la extensión de las regiones a investigar. La Unión Europea ha trabajado durante 7 años en el estudio de los ricos ecosistemas del Atlántico nororiental, identificando los procesos clave que afectan al cambio climático.
La Unión Europea puso en marcha el proyecto Ocean Margin Exchange (OMEX) en 1993. El programa tenía como objetivo investigar el intercambio de dióxido de carbono entre el océano y la atmósfera y estudiar su posible incidencia en el cambio climático y ha durado 7 años. El proyecto, que ha recibido una subvención de 32 millones de euros (5.312 millones de pesetas, 212 millones de libras), ha contado con la participación de 38 entidades de los países que componen la Unión Europea y parece haber obtenido resultados interesantes.
Acumulación de carbono
Los
océanos cubren dos tercios de nuestro planeta y juegan un papel importante en el ciclo general del carbono. Según los últimos estudios, más de un tercio del dióxido de carbono emitido por la actividad humana es captado por los océanos, lo que reduce la acumulación de gases en la atmósfera. Los océanos contribuyen así al efecto invernadero y al cambio climático.
El
proceso es conocido: se produce un intercambio de dióxido de carbono entre la atmósfera y el océano. El océano recoge, acumula y almacena durante mucho tiempo el dióxido de carbono de la atmósfera, lo que contribuye, como ya se ha dicho, a mantener el efecto invernadero. Sin embargo, no está muy claro por qué mecanismo se produce este proceso. Actualmente se trabajan dos hipótesis. El mecanismo del primero es muy sencillo: el gas se disuelve en el agua de los océanos, sobre todo en aguas frías cercanas a las regiones polares. El mecanismo del segundo, por su parte, se llama "bomba biológica" y es tan importante como el otro. Según esto, el fitoplancton consume CO 2 almacenado en la superficie marina para realizar la fotosíntesis. El fitoplancton es un conjunto de plantas microscópicas suspendidas en el agua que, mediante la fotosíntesis, transforman el dióxido de carbono. Consumen CO 2, liberan oxígeno y producen alimentos para los habitantes de los océanos. Parte de lo producido se desplaza a los fondos oceánicos y se acumula en los sedimentos autóctonos.
Gracias a este mecanismo, el dióxido de carbono no se acumula en la atmósfera sino que se acumula en el fondo marino.
En este
contexto, las fronteras continentales de los océanos son sistemas muy productivos que el proyecto OMEX ha analizado. Las fronteras continentales son las márgenes entre la plataforma continental y el océano profundo, con una gran actividad biológica. La plataforma continental, la tierra en la que vivimos, no termina en la costa, sigue submarina durante varios kilómetros. Su profundidad aumenta y de repente acaba con una pendiente con un ángulo muy violento. Entre Europa y el Océano Atlántico, en general, son anchas, con ángulos lisos y con pendientes bien desarrolladas. La profundidad de los océanos es mínima, por lo que dependen totalmente de los cambios del nivel del mar y el cambio del nivel del mar depende del clima.
Límites complejos
El objetivo
general del proyecto OMEX es, por tanto, comprender cómo es el ciclo del carbono en las fronteras continentales de los océanos, es decir, comprobar si las hipótesis mencionadas coinciden con la realidad. A pesar de conocer la importancia de las fronteras continentales en el ciclo marino del carbono, todavía quedan muchas preguntas por responder: cómo se produce el intercambio de dióxido de carbono entre la atmósfera y el agua, y cómo esto afecta a la fertilidad de la plataforma continental, por ejemplo.
El proyecto OMEX se ha desarrollado en dos fases: Desde 1993 hasta 1996 se estudió el noreste del Golfo de Bizkaia y desde 1997 el noroeste de la Península Ibérica. En una primera fase el estudio se centró en una amplia plataforma que finalizaba con una fuerte pendiente, mientras que en la segunda fase se analizó una zona de características totalmente diferentes: una plataforma continental muy estrecha. En él, debido a las corrientes marinas, emergen las fecundas aguas del fondo oceánico. De esta manera, los investigadores del proyecto OMEX han podido captar la idea general de lo que ocurre en las orillas continentales europeas.
Golfo de Bizkaia
Según
imágenes realizadas por satélite, desde primavera hasta otoño se desarrolla una región de agua fría en el noreste del golfo de Bizkaia, que coincide con el límite continental situado a 200 metros de profundidad. Debido a la gran cantidad de sal y nutrientes que contienen las aguas, en ellas se produce una producción fértil de fitoplancton, con la presencia de fitoplancton y la presencia de peces que hacen que los pescadores se acerquen a menudo. La comarca, por tanto, es una zona de pesca muy importante.
En este caso, los investigadores han analizado la actividad del fitoplancton. Parece que aproximadamente la mitad de la materia orgánica producida por éstas se acumula en los sedimentos del fondo marino, tanto en la plataforma continental como en la pared que forma la arista. En ella se alimentarán o acumularán los organismos que viven en los fondos marinos. Para extraer estas conclusiones, los investigadores han medido el flujo de gases entre la superficie marina y el aire y han comprobado que el intercambio es real. La "bomba biológica", por tanto, funciona realmente y transfiere el dióxido de carbono atmosférico al fondo marino.
Además, se ha observado que el agua de la frontera continental está dividida en capas a diferentes temperaturas. Este gradiente de temperatura provoca que los alimentos se transporten de forma incorrecta de una capa a otra y no lleguen a la superficie del mar. Si hay poco alimento, la actividad del fitoplancton se reduce y la "bomba biológica" pierde efectividad. Según los investigadores, la estratificación del agua se debe al calentamiento global. En un planeta más caliente, la "bomba biológica" tendrá una menor eficacia: consumirá menos dióxido de carbono y, por tanto, el planeta se calentará más.
Iberia
La segunda fase
del proyecto ha investigado la región de Galicia y Portugal. La región es una de las regiones más fértiles de Europa, ya que gracias al viento que sopla desde el norte de la primavera al otoño, los alimentos de los fondos afloran. La mayor parte de los alimentos son consumidos por los peces. Por otra parte, en las rías de Vigo y Muros existe una acuicultura intensa.
Pero a pesar de ser una zona de gran actividad biológica, su plataforma continental es tan estrecha que la mayor parte de la materia orgánica producida es transportada al océano. En la región ibérica, a diferencia del golfo de Bizkaia, la acumulación de carbono en la plataforma continental es baja y muy elevada en la pendiente y al otro lado de la arista.
Los intercambios de dióxido de carbono entre la
atmósfera y la superficie del mar son complejos. Sin embargo, se ha comprobado que los modelos desarrollados para explicar los intercambios coinciden en gran medida con las situaciones reales, lo que permitirá hacer predicciones a largo plazo. Los resultados obtenidos en el proyecto OMEX se pueden extrapolar además a otras fronteras continentales. De este modo, podremos valorar la importancia de los procesos oceánicos en la mitigación del cambio climático.
Importancia económica
de las fronteras continentales
Las
fronteras continentales no sólo son biológicamente y ecológicamente, sino también económicamente muy importantes, ya que la mayor parte de las zonas pesqueras del mundo se concentran en estas regiones. Además, la pesca deportiva y el turismo se están convirtiendo en una actividad muy importante en los países industrializados. Por todo ello, las fronteras continentales son regiones fuertemente explotadas. Pero también son los vertederos más grandes del mundo. En estas márgenes se acumulan todo tipo de residuos y la contaminación ambiental y ecológica es enorme. Antiguamente los océanos eran capaces de metabolizar la basura que nosotros echamos, hoy en día no. Sin embargo, siguen siendo utilizados como vertederos. Por otra parte, las fronteras continentales son fuente de minerales. Cada año se extrae una tonelada de arena y en algunos lugares se han encontrado estaño, oro y minerales. Pero, sobre todo, el gas natural y el petróleo son las materias primas más preciadas que se extraen de las fronteras continentales. Las compañías petrolíferas que operan en las fronteras continentales han aumentado considerablemente en los últimos años, ya que en estas regiones podrían encontrarse depósitos de petróleo y gas aún por descubrir, ya que, por sus características geológicas, son zonas idóneas para completar este tipo de depósitos. Toda esta actividad económica afecta de manera significativa al rico y complejo ecosistema de las fronteras continentales, probablemente más intenso que los que le afectan.
Publicado en el suplemento Natura de Gara
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