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La radiación llega a niveles nocivos en Japón

2011/03/15 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

(Actualizado el 15 de
marzo) Un terremoto y el posterior tsunami reconocen que, 5 días después de la catástrofe, la radiación nuclear ha llegado a niveles "nocivos".
Central nuclear de Fukushima Dai-ichi. foto 14 de marzo
Fuente: DigitalGlobe

El origen de la radiación es la central nuclear de Fukushima Daiichi, probablemente el reactor 4. Las mediciones han puesto de manifiesto, por tanto, que el edificio del reactor está o no agrietado (de momento no se ha dicho oficialmente que está agrietado), que la radiactividad ha encontrado el camino hacia el exterior, en contra de lo que los expertos más optimistas pensaban inicialmente.

Sin embargo, las autoridades no han esperado hasta hoy a tomar medidas para proteger la salud de la población. El desalojo del perímetro de 10 km para ayer ha permitido ampliar la zona de evacuación a 30 km. En la central sólo se ha detenido el personal imprescindible para hacer frente a los servicios de emergencia. Además, los servicios sanitarios han repartido dosis de yodo para evitar que el cuerpo absorba la variante radiactiva.

En el caso de Fukushima, dos partículas radiactivas son las más preocupantes, los isótopos iodo-131 y cesio-137. El primero emite una radiación beta, es decir, el átomo libera un electrón. El segundo emite radiación gamma, lo que significa que emite rayos X o rayos gamma. Ambos son ionizantes y por tanto nocivos para la salud.

Si el grado de radiación recibida es medio, los primeros síntomas son náuseas y malestar. Se presentan tras varias horas de exposición a la radiación, seguida de diarrea, dolor de cabeza y fiebre. Una vez superados estos síntomas, parece que no aparece ningún mal, pero pueden repetirse los mismos síntomas unas semanas después.

Si el grado de radiación es elevado, los síntomas son mucho más graves y los daños son visibles incluso en los órganos internos. Según los expertos, una dosis de 4 gray es suficiente para matar a la mitad de los adultos sanos y recuerdan que en los tratamientos de cáncer se utilizan dosis de 1 a 7 gray, pero bajo control y en zona restringida. Por otro lado, los niños son más vulnerables que los adultos.

A largo plazo, la radioactividad provoca mutaciones en el ADN celular, lo que aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer. El mayor riesgo se produce por el yodo radiactivo, que si se interioriza aparece cáncer de tiroides. Además, son especialmente vulnerables las células intestinales y gástricas y la médula ósea de la que proceden las células sanguíneas.

Asimismo, dado que la radiación también puede afectar a las células reproductoras, los efectos pueden extenderse a las siguientes generaciones. De hecho, en Japón lo saben perfectamente, II. Después de la Guerra Mundial, con las malfomaciones nacieron más niños de lo normal, lo mismo ha ocurrido en los alrededores de Chernobil.

La fuga de radiactividad no es fácil. Sin embargo, la vida media del iodo-131 es de 8 días; eso sí, la del cesio-137 es de 30 años.

Información adicional para el seguimiento del accidente nuclear en Japón y sobre la energía nuclear:

Sobre el accidente japonés y la energía nuclear

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