Una carretera al centro de la Antártida
2003/02/23 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
La estación de Scott-Amunds es la base científica de EE.UU. en el Polo Sur y actualmente sólo puede llegar a ella y a otras bases por vía aérea. Esto limita enormemente la comunicación, ya que no se puede transportar todo tipo de materiales. Además, los vuelos dependen del tiempo. La única solución es la carretera que une la costa con el Polo Sur.
La carretera tendrá una longitud de 1.600 km, se estima que estará operativa durante 100 días al año y se estima un coste de 12 millones de dólares. La autopista entre Pamplona y Huesca tiene un presupuesto de 85 millones de euros. En cualquier caso, los trabajos para su realización no serán lentos. Limpiarán la nieve, llenarán los agujeros, deshelarán... y cada primavera tendrán que reparar los cambios provocados por los movimientos de hielo invernal y las grietas. Sin embargo, las grietas no varían demasiado año tras año. Las montañas de Maud Reina han tenido que ser estudiadas. Estos montes, situados entre la estación de MacMurdo y el Polo Sur, parecen una muralla inexpugnable, pero han encontrado un paso adecuado: Glaciar Leverett.
Treinta días de viaje
Sólo podrán utilizar la carretera los convoyes autorizados. Se utilizarán vehículos especiales como tractores de oruga y trineos con remolque trasero. Tardarán veinte días en ir y sólo diez días en volver a la costa. La diferencia no es sólo cuestión de peso: El Polo Sur se encuentra a unos 3000 m de altura, por lo que el viaje de ida asciende en pendiente.
De paso, quieren instalar fibra óptica entre ambas bases. Parece que la estación de Scott-Amunds queda fuera del alcance de los satélites de comunicaciones, por lo que los datos de las investigaciones no se pueden enviar en tiempo real. La fibra óptica superará este problema.
Parece que los científicos lo ven muy bien. Cada vez se realizan más investigaciones y necesitan más material para llevarlas a cabo. Ahora, por ejemplo, se está trabajando en el proyecto del Cubo de Hielo. El Cubo de Hielo es un observatorio especial para detectar partículas emitidas por el Sol, neutrinas. Su nombre deriva de la apariencia de un trozo de hielo de un kilómetro cúbico situado bajo la base, en el que se encuentran los detectores de neutrinos dispersos. Una vez en marcha dentro de 5 años, generará 20 gigabytes de datos al día. ¡Pues algo!
Lugar idóneo para la investigación
El Polo Sur, por sus características geográficas y geofísicas, es el lugar idóneo para realizar diversas investigaciones. Por ejemplo, la atmósfera sobre la Antártida es extremadamente fría y el vapor de agua del aire está helado. En consecuencia, es muy transparente y los telescopios de infrarrojos y microondas apenas tienen inconveniente en recibir imágenes.
Además, está muy cerca del eje de rotación de la Tierra. Por ello, los astros prácticamente nunca entran y se pueden realizar observaciones a largo plazo sin interrupción. Por ejemplo, han podido observar el Sol durante cien días consecutivos. Por otro lado, su cercanía al Polo Magnético ayuda a estudiar el exterior de la magnetosfera y su interacción con la ionosfera. Esto es muy útil para analizar las auroras y otros fenómenos que se producen en la atmósfera.
En la base de Scott-Amunds hay una herramienta especial para realizar estos estudios y otros estudios. El lugar donde se encuentra el laboratorio que estudia la sismología y las ondas de radio es conocido como zona silenciosa. Es el lugar ideal para medir ondas sísmicas globales y oscilaciones de largo período. En la parte de aire limpio se realizan investigaciones relacionadas con el aire. Está situada en el sentido en que el viento sopla hacia el polo Sur, lo que le permite no tener indicios de vida o contaminación. Es, por tanto, el aire más limpio del mundo. Y el ‘lado oscuro’ está protegido de luces extrañas y otras radiaciones electromagnéticas. Ahí están los telescopios de microondas, infrarrojos y neutrinos.
Tratado de la Antártida
Está claro que en la Antártida se realizan numerosas investigaciones y que el transporte por carretera del material necesario para llevarlas a cabo es una buena solución. ¿Pero esta carretera no se convertirá en una vía de explotación comercial de la Antártida? Pues parece que los ecologistas no tienen miedo por el momento.
De hecho, el tratado que ampara la Antártida está vigente hasta el año 2041. Este acuerdo, firmado en 1959, impide el uso de la Antártida con fines militares, garantiza la libertad de las investigaciones científicas y protege los recursos naturales de la misma. No deja lugar a dudas: está terminantemente prohibida la explotación comercial de la Antártida. Además, la carretera atravesará la zona sin vida y sólo podrá ser utilizada por los convoyes autorizados. En consecuencia, los ecologistas no han mostrado su oposición a la carretera.
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