El futuro de la especie humana en duda
2002/08/25 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
A lo largo de la historia se ha acusado a la mujer de no poder tener hijos. Sin embargo, desde la Segunda Guerra Mundial, la esterilidad masculina se ha igualado a la femenina y parece que los hombres producen cada vez menos espermatozoides y de peor calidad.
La calidad de los espermatozoides se mide en número y movilidad. Un hombre sano produce entre 100 y 200 millones de espermatozoides al día. Dicho de otro modo, se estima que por cada latido cardiaco se generan 1.500 nuevos espermatozoides. Los espermatozoides son producidos por testículos y, de hecho, los espermatozoides representan entre un 5-10% de la masa de los testículos, una masa que se renueva diariamente.
El espermatozoide no nace espontáneamente. Es decir, no surge directamente de una célula que se parece a ella. El proceso, como la mayoría de las células restantes, comienza por células madre con forma circular.
Las células madre se dividen y en cada etapa de división la población celular aumenta hasta que, en un momento dado, las células se dividen en dos divisiones consecutivas. De estas dos divisiones sucesivas se forma la espermatida. Las espermatidas no tienen capacidad de reproducción, pero sí de cambio de forma por metamorfosis. El núcleo celular se compacta y la célula adopta una forma alargada tan conocida. Así se forma el barro, el flagelo, que dará movimiento al espermatozoide. El espermatozoide es la única célula con aparato propulsor.
Esto sería, si los factores externos no influyeran, la producción de espermatozoides de todos los hombres. Sin embargo, cada vez son más los estudios que demuestran que en los últimos veinticinco años la producción de espermatozoides ha disminuido y las anomalías están aumentando.
Disminución de la calidad de los espermatozoides
En 1992 se publicó en el British Medical Journal la primera investigación sobre la disminución de la producción de espermatozoides por parte de los hombres. El autor del artículo fue el andrólogo Niels Skakkebaek, actualmente de gran prestigio. Tres años después, en 1995, el investigador Jacques Anges, que trabaja en el laboratorio CECOS de París, dio a conocer una segunda investigación en la misma línea en la revista New England. Su equipo, entre 1973-1992, estudió en el laboratorio el esperma de 1.300 hombres y concluyó que año tras año la concentración de espermatozoides se reduce en un 2%.
Pero la fecundidad masculina no sólo depende del número de espermatozoides, sino también de la movilidad. Por ello, es preocupante la abundancia de espermatozoides con dos flagelos o que realizan movimientos raros y desequilibrados. También aparecen las cabezas redondeadas y esta forma atípica no es compatible con el óculo.
Los andrólogos coinciden en que la calidad de los espermatozoides está empeorando. Sin embargo, la investigación todavía no está plenamente demostrada la razón de ello.
¿Por qué tantas anomalías?
La contaminación, la alimentación, los productos químicos, los medicamentos… son temas que podrían afectar a los espermatozoides, pero todavía pocos estudios han demostrado que este producto u otro es nocivo. Sin embargo, los andrólogos están trabajando y están empezando a recoger los resultados de los trabajos de los años. Prueba de ello son los resultados de varios estudios que se dieron a conocer en la reunión celebrada en Viena a principios de julio.
El laboratorio de CECOS París, por ejemplo, ha estado investigando la posible influencia del éter glicol. El glicol éter es un componente de 6.000 productos de mantequilla, crema, detergente, jabón, champús, pintura… que se introduce en el cuerpo por inhalación o por vía cutánea. Las investigaciones han demostrado que ha interrumpido el desarrollo en las primeras fases de la creación del espermatozoide. En Francia, en 1999, se prohibieron 4 de los 30 glicoles éter de uso doméstico, pero en la industria todavía se utilizan todos. Según se calcula, en Francia, un millón de personas podrían verse afectadas por estos productos.
Por su parte, un equipo de investigadores de la Escuela King de Londres ha demostrado que las hormonas químicas de los alimentos y los pesticidas afectan a la calidad espermática de los adultos. Parece ser que estas hormonas maduran más rápido que los naturales, pero la reproducción les cuesta muchísimo.
Un grupo de investigación francés intenta demostrar que la postura del hombre puede estar relacionada no sólo con factores externos, sino también a lo largo del día. La temperatura de los testículos es inferior a 37ºC, pero se cree que si todo el día está sentado, aumenta la temperatura y disminuye la producción de espermatozoides. Por ello, aconseja a los hombres que trabajan sentados hacer un paseo esporádico, aunque el trabajo realizado hasta ahora no ha confirmado estas sospechas.
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