Setos, vallas vivas
2006/09/01 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
Los setos o setos vegetales están formados por árboles y/o arbustos vivos. Algunos tienen sólo árboles, otros sólo arbustos, y muchos los tienen de ambos. Pueden tener una o varias especies y pueden organizarse en filas largas y finas o en grupos. Todo, con qué objetivos se ponen.
De hecho, las barreras vegetales cumplen muchas funciones, y así se seleccionan unas especies u otras: con frutos comestibles, de hoja caduca o perenne, con numerosas o pocas ramas...
Cierres dulces
Una de las funciones de las barreras vegetales es la conservación del ganado. Para ello se colocan entre ellas plantas espinosas que impiden a los animales atravesar la barrera. En ese caso es como la arriostrada. Pero la barrera vegetal tiene una serie de beneficios no arriostrados para el ganado.
Cuando el sol calienta mucho, el seto ofrece sombra y frescor al ganado. En viento, le da protección, ya que ralentizan la fuerza del viento entre un 40-50%. Esto hace que el dolor de ubre aparezca más difícil que estando expuesto al viento en vacas lecheras angustiadas. En las enfermedades que se extienden por el aire, los setos dificultan el paso de microorganismos de un lado a otro.
Además, las barreras vegetales, si están colocadas correctamente, ayudan a evitar la generación de fangales y/o el secado de los existentes, por lo que ayudan
para evitar enfermedades de las uñas, como la fiebre aftosa. Por último, los brotes, hojas y frutos de las plantas son un valioso complemento de la dieta para los animales y las flores para las generosas fuentes de materias primas abejas.
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Además de los animales, los setos protegen los campos de cultivo y las huertas, especialmente del viento. Con ello se evita la entrada de semillas de las hierbas circundantes, evitando así la necesidad de herbicidas o la necesidad de trabajar tanto para eliminar las malas hierbas. Asimismo, las barreras vegetales evitan la rotura de ramas de frutales en crecimiento, previniendo así la aparición de enfermedades. También ayudan a no tumbar a los terneros.
Los setos alisan fuertes chubascos, pedriscos y galernas, siendo especialmente beneficiosos en la costa para evitar que la sal que aporta el viento marino llegue al campo.
En general, los setos también ayudan a atenuar las variaciones de temperatura. Por ejemplo, cuando el sol golpea con dureza, evitan que las plantas del campo se transpiren demasiado, por lo que no se riegan. De paso, evitan la evaporación del agua del suelo y contribuyen al rocío nocturno. En primavera, la temperatura en torno a los setos es algo mayor, lo que favorece el crecimiento de los cultivos. Por último, los hielos invernales son más suaves que los espacios abiertos y, cuando nevan, las plantas están protegidas bajo los setos.
Por otra parte, en zonas lluviosas, las aguas impiden la conducción de minerales del suelo. Al filtrarse del suelo, el agua lleva consigo el magnesio, la cal, el fósforo, el nitrógeno, el sodio y otros minerales. Los minerales quedan en las capas bajas del suelo, donde no llegan las raíces de las plantas del campo. Sí, sin embargo, de árboles de setos. Estos absorben los minerales y después, al perder sus hojas, los devuelven a la superficie terrestre. Por tanto, las barreras vegetales ayudan a regular el ciclo del agua y los minerales.
Las barreras vegetales también protegen el suelo, evitando desprendimientos, ya que las raíces de las plantas de los setos estabilizan la tierra. De este modo, disminuyen la inundabilidad por lluvias torrenciales y secan los fangosos.
Además, los setos amortiguan el ruido y la luz artificial nocturna y absorben el polvo del viento. De hecho, han demostrado que las barreras vegetales consiguen eliminar el 38% del polvo que genera el viento. Y los árboles son especialmente capaces de absorber metales pesados.
Si las barreras vegetales tienen otros beneficios, también son fuente de otros recursos y para los baserritarras. Por un lado, los árboles de los setos pueden ser utilizados para la obtención de madera, como peldaños, estacas o mangos de aperos. Los setos también pueden dar materia prima para la elaboración de cestos y cestas, y si no es otra cosa, dan madera para el fuego.
Por otro lado, muchas plantas de los setos dan frutos: castañas, avellanas, nueces, cerezas, peras, moras... Y desde tiempos inmemoriales, las flores, los brotes o las cortezas se han utilizado como plantas medicinales, como el espino blanco, el sauce o la zarza.
Sin estar directamente relacionados con el caserío, los setos también son de vital importancia para los animales y plantas salvajes de la zona. Son lugares de residencia o refugio de numerosas especies, así como lugares de paso adecuados, ya que conectan campos de cultivo con prados. Además, facilitan la recuperación de los terrenos abandonados.
Para no perder más
Sin embargo, en las últimas décadas se han perdido muchas barreras vegetales. La mecanización agrícola, el urbanismo, la industria, las infraestructuras de transporte, etc. han provocado una alteración del paisaje que ha ido desapareciendo como una de las características más destacadas del paisaje, los setos.
Esta pérdida ha sido a veces preocupante y se han creado proyectos para proteger y promover los setos. Por ejemplo, Goimen, asociación que trabaja por el desarrollo de las zonas rurales del Goierri guipuzcoano, ha publicado un libro: Árboles y arbustos en zona rural. El folleto recoge la evolución de las barreras rurales, los beneficios que reportan en la agricultura y en la calidad de vida de la sociedad, consejos para el diseño y cuidado, fichas de plantas, etc., y se presenta más ampliamente.
En otros países, como Gran Bretaña, es aún más evidente la apuesta por los setos. Y es que allí también se han perdido muchas cosas, y han visto que eso ha influido negativamente en la biodiversidad. Por eso, ahora tienen proyectos sólidos para impulsar los setos.
La Unión Europea también considera los setos. Antes premiaba a los agricultores que obtenían grandes beneficios, por lo que fomentó la agricultura y la ganadería intensivas. Posteriormente se dieron cuenta de que es imprescindible cuidar el medio ambiente. En consecuencia, ahora concede subvenciones para la agricultura y ganadería extensiva, para la creación de productos ecológicos y para la conservación del paisaje, incluyendo los setos. Esto puede ayudar a frenar la pérdida.