Una esperanza frustrada contra el SIDA
2007/10/14 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
La vacuna, denominada V520, llevaba más de diez años desarrollando la prestigiosa compañía farmacéutica Merck, que era la más avanzada de las treinta vacunas que están probando unas y otras.
Para realizar la vacuna, los investigadores utilizaron el virus que produce el resfriado y tres genes. El virus actuaba como transportista del gen, un adenovirus común que provocaba el resfriado, pero debilitado, sin capacidad de causar la enfermedad. Los genes eran tres genes sintéticos del virus del sida: gag, pol y nef. Así, como la vacuna no tenía virus que produjera SIDA vivo, era imposible que se produjera la enfermedad, pero se esperaba que tuviera influencia en el sistema inmunológico.
De hecho, si una persona se infecta con el virus del sida tras su introducción, los investigadores creían que su sistema inmunológico conocería los genes del virus y que provocaría anticuerpos frente a la infección. De esta manera, la persona quedaría protegida del sida gracias a la vacuna.
La vacuna dio buenos resultados en los monos y, en una primera prueba con las personas, parecía capaz de promover una respuesta inmunológica. Ahora la vacuna estaba en la segunda fase de las sesiones clínicas. Tanto las vacunas como el resto de medicamentos deben superar tres fases antes de salir al mercado y el V520 consiguió pasar el primer filtrado.
En la segunda fase
En esta segunda fase debían probar la vacuna con tres mil voluntarios y querían comprobar dos aspectos. Por un lado, querían saber si la vacuna impedía su infección y, por otro, en los que ya estaban infectados, si reducía el número de virus en la sangre.
Primero lo probaron con mil quinientos voluntarios. Todas eran personas sin sida pero con alto riesgo de contagio, procedentes de diferentes países (Australia, Brasil, Canadá, República Dominicana, Haití, Jamaica, Perú, Estados Unidos...). La mitad de los voluntarios fueron vacunados y el resto de los voluntarios gozaron. Tras un periodo de tiempo, los resultados fueron provisionales y realmente decepcionantes: en el grupo vacunado 24 tomaron el sida y en el no vacunado 21. Es decir, la vacuna no impidió la infección. También se comprobó si disminuía el número de virus en los infectados, y también en la calle.
A la vista de los resultados, se decidió suspender la investigación. Merck ha anunciado que seguirá investigando el virus del sida y buscando nuevas vías de vacunación.
La vacuna, una esperanza
(Foto: OMS/PAHO)
Y es que, según los expertos, será casi imposible vencer el sida sin vacunas. En los países más industrializados, en parte, se ha conseguido convertir el sida en una enfermedad crónica, pero todavía hay que trabajar mucho para mejorar la calidad de vida.
Sin embargo, la situación es aún peor en los países en desarrollo. En ellos el sida es una enfermedad mortal y además las medidas preventivas son escasas. Por motivos económicos y culturales, mucha gente no toma ninguna medida para protegerse del sida y la enfermedad se está extendiendo de forma alarmante. Cada día se contaminan 14.000 personas y, según los expertos, una vacuna eficaz evitaría 70 millones de infecciones durante quince años. Por lo tanto, no hay duda de que hay que seguir investigando.
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