¿Quieres contar estrellas?
2007/11/11 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia
Si hay dos lugares con diferente luminosidad, en ambos el más oscuro se podrá ver lo que hay en la más clara, y al revés no. Por ejemplo, desde la ventana de una casa en la que la luz está encendida por la noche, podremos mirar hacia dentro y ver qué hay allí. Para quien está dentro de casa, sin embargo, será más difícil vernos.
Lo mismo ocurre cuando estamos en núcleos de población iluminados: la luz de las calles nos impide ver las estrellas que hay en el cielo. Cuanto mayor sea la iluminación, menos estrellas podremos ver, ya que las estrellas menos luminosas van “desapareciendo” de nuestros ojos.
Campaña para conocer la contaminación lumínica
Con el objetivo de medir la contaminación lumínica en todo el mundo, la Asociación Universitaria de Análisis Atmosférico de Estados Unidos llevó a cabo durante la primera quincena de octubre una campaña en la que se analizó la gran cantidad de estrellas a nivel mundial. Pedían la participación de cualquier voluntario dispuesto a estar mirando las estrellas, cualquiera podía hacerlo en cualquier punto del mundo. El trabajo a realizar consistía en contar las estrellas que se podían ver en el cielo durante las dos horas siguientes a la puesta del sol y, por supuesto, informar sobre el lugar exacto de la observación.
La verdad es que no debían contar, sino determinar la claridad de las estrellas más modestas que veían. Para medir la luminosidad, los astrónomos utilizan el término magnitud. Este término fue inventado por antiguos griegos. Hacia el año 150. Los griegos dividieron las estrellas que podían ver en el cielo en seis grupos, según su luminosidad: las estrellas más luminosas fueron clasificadas en el grupo 1, es decir, con una magnitud 1, y las más bajas se agruparon en el grupo 6 o en la magnitud.
Esta clasificación se ha mantenido hasta la fecha. Sin embargo, con sus herramientas actuales, los astrónomos han distinguido muchos más rangos de luminosidad. Con los mejores telescopios se pueden distinguir estrellas de magnitud 25 y 27 que no pueden verse a simple vista, llegando a definir estrellas de magnitud -4,4 entre las de gran luminosidad (dejando al margen el sol, por supuesto, con magnitud -26,8).
Sin embargo, sin telescopio, los ojos humanos pueden distinguir las estrellas entre las magnitudes 1 y 6, rango de magnitudes que han utilizado en la campaña que nos ocupa. Pero, ¿cómo sabemos de qué magnitud son las estrellas que estamos viendo? La organización sabía que se iba a producir este problema y facilitó el trabajo. En primer lugar, se entregaron a los participantes las referencias que debían tomarse en el cielo nocturno para su correcta ubicación (los puntos de referencia eran diferentes si estuvieran en el hemisferio norte o sur). A continuación se les explicó las estrellas de cada magnitud mediante una hoja explicativa en la que se reflejaba la distribución en el cielo de las estrellas de mayor magnitud (de menor luminosidad) que podían verse en función de la contaminación lumínica. Dieron siete opciones posibles y el espectador debía elegir con cuál de ellas se ajustaba mejor lo que veía en el cielo.
Este conocimiento permitía conocer el impacto de la contaminación lumínica en cada lugar. Según los organizadores, en condiciones óptimas, cuando no hay luna ni nube y está muy lejos de los puntos de luz, podemos contar unas 14.000 estrellas a simple vista. Pues descontando las cifras de esos 14.000, podemos saber cuántas estrellas nos ha robado la iluminación de nuestro país.
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