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Camaleones

2002/11/07 Elhuyar Zientzia

El cangrejo de la imagen habita en el Pacífico, a unos 2,5 kilómetros de profundidad, alrededor de las cálidas chimeneas de los fondos. La oscuridad es total debajo, por eso no tiene pigmentos en la piel, pero aún así tiene ojos en la cara. Alrededor de estas chimeneas, que emiten calor y minerales, se han desarrollado unos seres vivos muy especiales y, sin duda, el de la imagen es uno de ellos. ¿Por qué? porque tiene la capacidad de transformar los ojos a lo largo de su vida.

Los cangrejos de esta especie (Bythograea thermydron) presentan en fase larvaria ojos parecidos a los insectos (foto derecha). Es una época en la que no caminan muy profundamente, a kilómetros y medio de la superficie, y sus ojos son capaces de ver una luz azul débil a esa profundidad. En la juventud comienzan a descender más profundamente y los pigmentos oculares se adaptan para ver en aguas oscuras inferiores. Producen un pigmento que pierde el pigmento para separar el azul y detecta la luz verde-azulada emitida por unos vivos de esas profundidades.

Al madurar pierden todos los pigmentos (imagen izquierda). Los cangrejos adultos viven mil metros por debajo de su nacimiento, en torno a las chimeneas calientes, y tienen como ojos las retinas sin protección. Estos ojos no son capaces de generar imágenes, pero son capaces de detectar la poca luz emitida por las chimeneas. Según los investigadores, los cangrejos utilizan los ojos para calcular a qué distancia se encuentran por la chimenea. En estas zonas la temperatura puede alcanzar los 350C y el buen cálculo de las distancias es fundamental para no morir cocida.

La investigación ha sido publicada en la revista Nature por investigadores del Marshall College en Lancaster.

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