}

Terremoto en el 25 aniversario del desastre de Chernóbil

2011/03/18 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

El 26 de abril se cumplen 25 años de la catástrofe de Chernobil. Este tipo de fechas son apropiadas para recordar lo sucedido. Pero este año la memoria se ha renovado antes: El accidente de la central japonesa Fukushima nos ha recordado. De todo ello han reflexionado, entre otros, los ingenieros nucleares Igor Peñalva y José Ramón Etxebarria. NOTA: Este reportaje se ha preparado para su publicación en el número 274 de abril de la revista Elhuyar Zientzia eta Teknologia, con motivo del 25 aniversario de Txernobil. Debido a la actualidad del tema, hemos decidido publicarlo antes en Internet. En el número de abril encontrarás, además de este artículo, información adicional sobre Txernobil.
Central nuclear de Fukushima Dai-ichi. foto 14 de marzo
Fuente: DigitalGlobe

Ha pasado una semana desde que el mayor terremoto jamás medido en Japón azotó el país y, aunque no sabemos lo que finalmente pasará en la central Daiichi de Fukushima, muchos ya lo han asimilado al desastre de Chernobil. De hecho, una y otra no son iguales, ni en el origen del accidente, ni en las medidas posteriores, ni en la comunicación. Pero ambos han reflexionado sobre los mismos puntos. Y es que, como entonces, los debates se han centrado principalmente en tres temas: seguridad, transparencia y futuro de la industria nuclear.

Además, el debate sobre seguridad ha ido evolucionando desde el 11 de marzo, viendo que con los días la situación era cada vez más grave. En un principio no eran pocos los que creían que la central de Fukushima había resistido bien los daños producidos por el terremoto y el tsunami, lo que demostraba que las centrales nucleares eran seguras y estaban preparadas para afrontar los riesgos. De hecho, hay quien opina que el desastre de Chernobil supuso el desarrollo y la difusión de una cultura de seguridad. Así es, por ejemplo, Igor Peñalva, profesor de la Escuela de Ingeniería de la UPV/EHU de Bilbao, en el Departamento de Ingeniería Nuclear y Mecánica de Fluidos.

Peñalva ha explicado que en la época de Chernóbil la seguridad no era un tema prioritario en la Unión Soviética, ni en centrales nucleares ni en otras industrias. Pero el siniestro puso de manifiesto la necesidad de adoptar medidas de seguridad.

Igor Peñalva es profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la UPV en el Departamento de Ingeniería Nuclear y Mecánica de Fluidos. ED. : ANA GALARRAGA.

Para poner de manifiesto la eficacia de las medidas de seguridad, Peñalva ha comparado con el caso de la central estadounidense Three Mile Island: "Siete años antes del Chernóbil, la central estadounidense sufrió un accidente similar. Allí el núcleo se derretió, como ocurrió en Chernobil. Pero, en cierta medida, los estadounidenses habían desarrollado una cultura de seguridad cuyos daños fueron mucho menores que los de Chernobil. Fue uno de los mayores accidentes ocurridos en las centrales nucleares, pero nadie murió, ni enfermó, ni causó daños al medio ambiente..."

No existe “riesgo cero”

El diseño de la central tuvo gran importancia al tener consecuencias tan dispares en ambos casos. Precisamente, a diferencia de las centrales occidentales, los reactores de Chernobil no tenían ninguna estructura que impida la salida de la radiactividad en caso de accidente. "El Three Mile de Island contaba con una estructura de confinamiento que evitó la fuga de la radiactividad. Pues en la actualidad todas las centrales nucleares tienen estas estructuras", dice Peñalva.

Jimmy Carter, entonces presidente de Estados Unidos, abandona a Three Mile Island tras el accidente. Este accidente ocurrió 7 años antes que el de Chernobil y, aunque fue similar, tuvo consecuencias mucho más leves. ED. : ARCHIVO ESTADOUNIDENSE.

Es más, las medidas de seguridad se han reforzado al máximo en las centrales nucleares que ahora se están diseñando, IV. y IV.+ generacionales. Así, según Peñalva, "si en algún reactor se produce un accidente y puede ocurrir porque las personas cometemos errores, el sistema está listo para detener la reacción en cadena."

Sin embargo, Peñalva reconoce que el “riesgo cero” es imposible. Y eso es lo que ha demostrado Fukushima. De hecho, las centrales nucleares japonesas se consideraban una de las más seguras del mundo. Y es que tenían que estar dispuestos a hacer frente a los terremotos y tsunamis que azotan el territorio, para lo que tenían medidas especiales. En opinión de Peñalva, en Fukushima se ha demostrado que las medidas son "efectivas": "En definitiva, el fallo no se ha producido en el reactor, sino en el suministro eléctrico, lo que ha conducido finalmente al fallo de los sistemas de refrigeración, con el consiguiente peligro de fusión de los núcleos de los reactores".

Además, aparecen grietas en las estructuras de confinamiento. "Pero hay que tener en cuenta que en la escala Ritcher han tenido un terremoto de 9 grados, seguido de un tsunami. Y todos los muertos que se han producido por el momento han muerto por eso, no por la radiactividad".

Cuenta de opciones

Sin embargo, otros ingenieros nucleares tienen otra perspectiva, entre ellos el doctor José Ramón Etxebarria en ingeniería. Cuando ocurrió el desastre de Chernobil, estaba en pleno debate contra la construcción de la central en Lemoiz. Ahora, 25 años después, y aunque reconoce que ya no está tan incluido en el tema, no comparte la visión de Peñalva.

Doctor en Ingeniería por José Ramón Etxebarria, ha sido profesor de física y ahora imparte clases de euskera en la Escuela de Ingeniería de la UPV en Bilbao. ED. : GAIZKA EGUZKKIZA/AIKOR! REVISTA.

Etxebarria considera que la cuestión de la seguridad es totalmente discutible: "En esta cultura de seguridad reconocen la existencia de un riesgo y luego dicen que están dispuestos a asumir un riesgo. Pero ¿por qué debemos aceptar esto todos, hasta dónde es aceptable un riesgo y a partir de dónde no? El problema es que yo no quiero correr riesgos." Por otro lado, cuestiona que la seguridad es una prioridad para la industria nuclear: "Mira, si no, la ubicación de las centrales. ¿Dónde están, dónde los han hecho? Fukushima está en Japón, donde dos placas tectónicas chocan. Y en todo el país tienen otros 50 reactores nucleares. Pero Japón no es una excepción, ya que en muchas otras partes del mundo también se han hecho centrales en zonas inestables. Ahí están los de California, que también querían hacer en Chile. ¡En Chile!"

Tampoco está de acuerdo con Peñalva en el diseño de las centrales: "Ahí también han optado. Podían elegir entre hacer muchas y pequeñas centrales. Es más caro, pero las pequeñas centrales son más seguras que las grandes, con un único reactor. En Fukushima, sin embargo, hay seis reactores que han empezado a fallar uno tras otro; si hubiera uno, el problema sería seis veces menor de lo que tienen". Para Etxebarria, esto significa que en la ejecución de las centrales dan más importancia a la economía que a la seguridad. Tanto Etxebarria como Peñalva han considerado necesario impulsar un debate en torno a la posibilidad de decidir el riesgo a tomar.

Transparencia en cuestión

Además de la seguridad, el tema de la transparencia ha recogido opiniones muy diversas, muchas veces contradictorias. Igor Peñalva, por ejemplo, cree que esta vez los responsables han actuado con transparencia, a diferencia de Chernobil.

La central nuclear de Chernobil, en la actualidad. ED. : NICHOLAS LATIVY/ DERECHOS RESERVADOS

Precisamente, cuando el reactor de Chernobil sufrió un siniestro, sus autoridades silenciaron lo sucedido. En dos días, sin embargo, el personal de la central nuclear sueca Forsmark detectó partículas radiactivas en su ropa. Al principio pensaron que el problema estaba en su central, pero al descartar esta opción se dieron cuenta de que el origen de la radiactividad estaba a 1.100 kilómetros de allí. En Chernobil.

Para Peñalva, esto demuestra que no se puede ocultar la radiactividad, "y eso, desde el punto de vista de la transparencia, es bueno", ha concluido. "Porque la industria nuclear lo sabe y, por tanto, el control es constante". Por ejemplo, en Europa hay una red que mide el nivel de radiactividad del aire, "en la que nosotros participamos", explica Peñalva. "La estación de control de Bilbao está aquí, en el tejado de la escuela de ingeniería, hay otra en Vitoria, otra en Donostia... Estos se encuentran en la red española y en la europea. Por lo tanto, en caso de que se produjera una fuga mínima, lo sabríamos inmediatamente, ya sea en Garoña o mucho más lejos".

Cree que en Japón también han actuado con transparencia: "La central de Fukushima ha informado con cierta frecuencia del estado de cada reactor, datos que son públicos. Lo mismo con el nivel de radiactividad: siempre han informado del nivel de radiactividad y han adoptado las medidas oportunas para garantizar la seguridad de la población y de los trabajadores". José Ramón Etxebarria, sin embargo, es insolvente con los responsables y las autoridades. "Yo no me fío", dice. "No niego la existencia de esta red y que las personas que realizan las mediciones sean sinceras, pero estoy seguro de que si las autoridades hubieran podido ocultar la emisión de radiactividad lo hubieran hecho, como ocurrió en Chernobil".

De hecho, durante estos días más de un país ha acusado a Japón de ocultar o disminuir la gravedad de la situación. Así, el 14 de marzo, mientras Japón decía que el accidente era de 4 (en la escala INES, un accidente con efectos locales), el presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa declaró que podría ser de 5-6 (un accidente con consecuencias amplias o un accidente grave). Dos días después, según el diario New York Times, el gobierno estadounidense llegó a la conclusión de que las advertencias realizadas por los responsables japoneses fueron "escasas" y que "menospreciaron" el peligro que estaba ocurriendo en los reactores, intencionadamente o involuntariamente. Algunos medios de comunicación científicos también han denunciado la ocultación de información o, al menos, la falta de comunicación. Por ejemplo, en el blog de la revista científica Nature, el 14 de marzo publicaron un artículo significativo con el siguiente título: Nuclear test ban agency has valuable radiation monitoring data from Japan nuclear accident -- but can't share them .

Declan Butler es el autor de la entrada. Según él, la organización internacional CTBTO se encarga de detectar pruebas de bombas nucleares y de medir el nivel de radiactividad y otros parámetros a través de una red mundial. Por lo tanto, esta organización también ha medido la radioactividad fugada de Fukushima, pero al no disponer de la autorización para hacer pública esta información no es posible conocer los datos obtenidos.

El futuro de la industria nuclear

En medio de este remolino se encuentra la industria nuclear. Hace 25 años, el siniestro de Chernobil afectó directamente a la industria nuclear. Algunos países, como Italia, que entonces se planteaban apostar por la energía nuclear, retrocedieron. En otros casos en los que ya existían centrales, las existentes siguieron funcionando, pero no se construyeron nuevas. Esto es lo que ocurrió en España, y aunque también había otros factores, de ahí que el proyecto de Lemoiz, según Peñalva, se suspendiera. "Y ocurrió lo mismo en toda Europa, excepto en Francia".

Pero últimamente la tendencia estaba cambiando. Argumentando que la energía nuclear es la mejor opción para combatir el cambio climático, cada vez más expertos y autoridades estaban explicando a favor de esta fuente energética. Así, antes del terremoto en Japón, un total de 53 centrales se estaban construyendo en el mundo, 142 estaban planificadas y 327 propuestas. En Europa, por ejemplo, las centrales que tenían en Italia, Gran Bretaña, Francia y Finlandia estaban proyectadas o en construcción, y fuera de Europa, otros muchos países tenían las mismas intenciones: Brasil, China, Estados Unidos, India, Argentina...

Realizando una recarga en la central de Santa María de Garoña. ED. : SANTA MARÍA DE GAROÑA.

Además, la vida de las centrales anteriormente construidas se estaba alargando en algunos lugares, sin ir más lejos en Garoña. De hecho, la vida de las centrales tenía un límite de 40 años en España, pero el Gobierno decidió hacer una excepción con Garoña y decidió cerrarla en julio de 2013. Entonces la central tendrá 42 años.

Desde comienzos de año, además, varios agentes, entre ellos la empresa propietaria de la central Nuclenor, los sindicatos obreros de la central y los alcaldes de los pueblos vecinos, estaban solicitando la ampliación de plazo, y el Consejo de Seguridad Nuclear de España, CSN, señaló que, en principio, problema técnico para retrasar el cierre hasta 2019.

Igor Peñalva tampoco cree que hubiera problemas para seguir en marcha, al menos aparentemente: "Yo he tenido la oportunidad de conocer Garoña por dentro y parece una central construida ayer mismo. Y es lógico, porque la intención de Nuclenor es seguir funcionando hasta 2019".

Sería un paso significativo ya que la central de Garoña es la más antigua de España. Es del mismo tipo que la central de Fukushima, II. generacional. Otros siete en España III. de generación y II en Francia. y III. 58 reactores nucleares de generación.

El freno se llama Daiichi de Fukushima

Sin embargo, lo que está sucediendo en Fukushima ha frenado la expansión de la industria nuclear. El Gobierno Vasco, los grupos ecologistas y otros agentes sociales han solicitado ya el cierre definitivo de Garoña en 2013. Y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha encargado, además de la de Garoña, la revisión de las medidas de seguridad de todas las centrales.

Similares declaraciones han hecho los presidentes de otros países de la Unión Europea. Quizá los más exigentes han sido Angela Merkel, jefa de Alemania. Entre otras cosas, el 16 de marzo indicaba: "Queremos entrar en la era de la energía renovable lo antes posible". Para entonces ya había suspendido su plan de alargar la vida de las centrales nucleares.

Los países no europeos han tenido reacciones similares. Por ejemplo, China ha anunciado que no autorizará la construcción de nuevas centrales hasta que se revisen las normas de seguridad.

Parece que el país con más centrales no tiene intención de renunciar a la energía nuclear. FOTO: Wael Attil
CC

En Estados Unidos, el presidente Barack Obama, cuatro días después del terremoto en Japón, solicitó la realización de estudios para mejorar la seguridad y la eficiencia de las centrales. Al día siguiente, sin embargo, el Secretario de Energía, Steven Chu, solicitó en el congreso un préstamo de 36.000 millones de dólares para impulsar en 2012 la industria nuclear estadounidense. Parece, por tanto, que el país con más centrales no tiene intención de renunciar a la energía nuclear.

En cualquier caso, José Ramón Etxebarria e Igor Peñalva están de acuerdo en que Fukushima será perjudicial para el futuro de la industria. Según Etxebarria, Fukushima ha sido para ellos un "bofetón". Peñalva lo reconoce, pero también le ve la oportunidad de ser bueno: "Si finalmente consiguen controlar la central de Fukushima, la industria también puede utilizar su imagen para limpiar y hacer propaganda. En este caso, saldría reforzado de esta crisis".

Debate en profundidad

El tiempo dirá las consecuencias del desastre japonés en la industria nuclear. Etxebarria, sin embargo, considera que el "verdadero debate" es otro: "Para mí, el tipo de sociedad es lo que subyace de todo esto. ¿Qué tipo de sociedad queremos? En la sociedad occidental actual, el objetivo principal es el crecimiento. Lo bueno es crecer: ganar más que el año pasado, ser mayor que el año pasado. Y para crecer es necesario consumir energía. Porque cada vez necesitamos más energía, necesitamos también energía nuclear".

Según Etxebarria, ahora algunos están discutiendo sobre la idoneidad de este modelo: "El decrecimiento es ahora mencionado por economistas y agentes sociales. Y yo estoy a favor de ello. He aprendido que no hay felicidad en el consumo y que soy más feliz con otro tipo de vida, consumiendo menos energía. Por eso, cuando dicen que las centrales nucleares son imprescindibles, yo les pregunto: ¿y por qué? ¿Necesitamos energía? Yo no, y otros piensan como yo".

Peñalva tiene otra opinión: "Creo que tenemos que ser realistas y para generar una parte de la energía que consumimos, sigo pensando que la energía nuclear es una buena opción".

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia