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¿Podemos hacer frente al final de la naturaleza?

2001/10/14 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Varios científicos se reunieron hace un año para dar respuesta a esta pregunta. Y aunque el trabajo que tenían sobre la mesa era difícil, salieron de la reunión con una respuesta correcta: sí, todavía estamos a tiempo de proteger la biodiversidad. El informe que recoge el trabajo iniciado en la conferencia se ha publicado un año después y, de una vez por todas, se ha presentado una planificación seria y práctica a nivel mundial.
El 60% de las especies terrestres habitan en 25 zonas calientes del mundo.
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Edward O. El biólogo Wilson fue el director de la conferencia. Hace un año, fruto de la conferencia organizada por el Centro para las Ciencias Aplicadas de la Biodiversidad (CAC), "Podemos combatir el fin de la naturaleza?" Informe titulado: Este trabajo se presentará oficialmente el 19 de octubre en la Asamblea Anual de la Asociación de Periodistas Ambientales de Portland (Oregón).

La conservación de la naturaleza implica la consideración de todas las especies. En la imagen, puma.
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Un total de 33 científicos firmantes aseguran que, desde un punto de vista científico y práctico, todavía es posible proteger la diversidad biológica y preservar la ‘salud’ de la Tierra. Para ello, insisten en que es necesario que cada uno haga lo que esté en su mano, pero no solo eso. También se ha diseñado una planificación para implicar a los gobiernos y al sector industrial. En total se han propuesto 50 medidas.

Para completar esta colección, los científicos se dividieron en seis grupos de trabajo, cada uno de los cuales ha elaborado una parte del problema ambiental global. De hecho, el problema de la biodiversidad no sólo es mundial, sino también muy complejo, y la forma más directa de hacer propuestas concretas era el reparto del trabajo.

El primer grupo de trabajo ha analizado las selvas tropicales salvajes de la Amazonía, el Congo y la Nueva Guinea Papúa, las llamadas zonas calientes y el tercero y cuarto el problema del agua dulce. El quinto grupo se ha encargado de determinar los responsables humanos de los cambios que sufre el medio ambiente y el último de los ‘servicios’ que ofrecen los ecosistemas.

Según el director del SAC, Gustavo Fonseca, "este informe es el primero que se realiza desde el punto de vista científico y práctico para hacer frente al problema de la biodiversidad y no cabe duda de que estas sugerencias son viables y tienen sentido".

La sangría está en la correcta gestión del dinero

Russell A, uno de los autores del informe. En palabras de Mittermeier, "los objetivos marcados en la conferencia son ambiciosos, pero no hemos puesto en duda que puedan alcanzarse". Además, advierte de que, si no se alcanzan estos objetivos, las pérdidas de biodiversidad en los ‘puntos calientes’ serán brutales e irrecuperables, empobreciendo la calidad de vida humana.

Se estima que la ambiciosa pretensión supondría 30.000 millones de dólares. Mucho, sí, pero siempre por debajo de los 40.000 millones que se devuelven a las familias estadounidenses en impuestos anuales. Stuart L. El experto Pimm dice: "La industria pesquera se beneficia de 50.000 millones de dólares anuales, pero para mantener la flota pesquera de impuestos se destinan 100.000 millones de dólares". Por tanto, a pesar de los 30.000 millones de dólares que supone, subrayan la necesidad de dar el paso antes de que sea demasiado tarde.

El informe señala que 25.000 millones de dólares deberían utilizarse para proteger las 25 zonas calientes. En estas 25 zonas hay una gran parte de la biodiversidad mundial y muchas especies autóctonas no están presentes en ningún otro lugar y/o están en peligro de extinción. Estas 25 zonas calientes, independientemente del mar, sólo ocupan el 1,4% de la Tierra, pero en ellas habita el 60% de las especies terrestres. Los 5.000 millones de dólares restantes se destinarían a proteger las selvas tropicales más salvajes y las reservas marinas.

Medidas de protección a adoptar

El objetivo del informe es proponer soluciones de la misma magnitud para hacer frente al problema mundial, y como es lógico, en la conferencia se presentaron tantas propuestas como expertos. De hecho, la biodiversidad es atacada en todos los rincones del mundo y, por tanto, existen diferentes puntos de vista a la hora de proponer cómo protegerla.

Sin embargo, seis grupos de trabajo han contrastado sus opiniones y han conseguido redactar un informe de 50 propuestas. La nueva idea principal ha sido la creación de un Centro de Conservación de la Biodiversidad en cada zona caliente. La misión del centro sería investigar el ecosistema de la comarca y formar a investigadores de las nuevas generaciones. Cada centro tendría un coste anual de un millón de dólares. Es decir, para lograr este primer objetivo se gastarían 25 millones de dólares al año.

Para Mittermeie "la idea no es nada surrealista si conseguimos implicar al sector industrial. Si no se invierte más de lo que se invierte hasta ahora en biodiversidad, nunca conseguiremos el éxito. Por eso queremos apostar por trabajar con el sector privado y tenemos muchas expectativas. De hecho, el trabajo realizado hasta el momento a este nivel ha sido también más amplio que nunca y algunas empresas ya han aportado mucho dinero".

Sin embargo, en la conferencia no se ha obviado la responsabilidad de los gobiernos, y para que éstos tomen decisiones en favor de la biodiversidad, han considerado necesario, en primer lugar, demostrar y dar a conocer que la protección del medio ambiente sale ganadora. Para ello es necesario definir y valorar los servicios que ofrecen los ecosistemas. Por ejemplo, la filtración del agua, la capacidad de absorción de gases en los bosques y la conveniencia económica y beneficiosa de campañas de prevención de enfermedades son aspectos decisivos.

Los expertos asistentes a la conferencia proponen ajustar un precio a estos servicios. Por ejemplo, las selvas tropicales absorben dióxido de carbono, por lo que a este servicio hay que determinar un valor económico. Al igual que se comercializan las cuotas de emisión de dióxido de carbono, al valor económico de estos bosques habría que añadir la capacidad de absorción de gases. De este modo, el valor de los bosques no sería el fijado por la industria maderera.

Pero el tiempo transcurre y estos planes deben ponerse en marcha tan pronto como se diseñen, ya que si se pasa demasiado tiempo de estudio, podría ser demasiado tarde. Según Mittermeie, "si no hacemos todo esto ahora... antes de la década que viene perderemos gran parte de la riqueza mundial antes de mediados de siglo".

La pérdida forestal sigue siendo importante

Según los últimos datos, en la década de los 90 las masas forestales han sufrido menos daños que el anterior. En los últimos diez años se han destruido 94 millones de hectáreas de bosques. Es decir, 16 millones de hectáreas menos que en la década de los 80, pero 4 millones de hectáreas más que lo calculado por la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura). Por tanto, este dato ha dado mucho que decir a los más optimistas y pesimistas, ambos. Los primeros afirman que este dato es esperanzador, mientras que los segundos consideran que todavía se hace demasiado daño.

La explotación forestal se ha estabilizado en los países desarrollados, pero se ha intensificado en las selvas tropicales.
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Sin embargo, a la hora de interpretar este dato hay que tener mucho cuidado. De hecho, en la década de los 90 se estima que la pérdida media anual ha sido de 9,4 millones de hectáreas, pero este dato es la diferencia entre los 14,6 millones de hectáreas que se deshacen cada año y las 5,2 hectáreas que se plantan. Y sabiendo que el 95% de las selvas son bosques naturales, la pérdida de bosques naturales se sitúa a 14,6 hectáreas por encima de los 9,4 millones de hectáreas.

La superficie forestal mundial es de 3.870 millones de hectáreas. La FAO ha anunciado que en los países más ricos la situación de las selvas se ha estabilizado, pero en los países en desarrollo se está deteriorando. La situación es muy grave en países como Brasil, Argentina, Indonesia, Birmania, México y África como Congo, Nigeria, Sudán, Zambia y Zimbabwen.

Además, en muchos países la situación mejora en detrimento del vecino. La FAO denuncia directamente el comportamiento de China, si bien promueve la reforestación de su territorio, ya que explota reservas de Vietnam, Laos o Birmania para satisfacer sus necesidades.

Publicado en el suplemento Natura de Gara.

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