}

Ordenadores inteligentes

1994/04/01 Martinez Lizarduikoa, Alfontso Iturria: Elhuyar aldizkaria

¿Es posible aplicar a la máquina puramente física una inteligencia similar a la que tenemos los seres humanos? Este es el objetivo del programa “Inteligencia Artificial”. En el ser humano el soporte de la inteligencia es el material orgánico y en el caso de los ordenadores sería el silicio si se llevase a la práctica este proyecto. Pero esta diferencia de materiales no tiene gran importancia para los investigadores que están en el mundo de la inteligencia artificial.

Para ellos esto sería como la diferencia de sangre entre dos personas en biología, o como las diferencias en el color de la piel, o las diferencias en la química del metabolismo humano. Si en los que trabajan con inteligencia artificial la máquina fuera capaz de reproducir todas las actividades cognitivas que tiene el cerebro, ese ordenador sería humano y si no estamos dispuestos a aceptarlo, tendríamos una nueva forma de racismo.

Expertos en inteligencia artificial distribuyen los ordenadores por generaciones. Parece que la velocidad de funcionamiento de los ordenadores en cada generación se multiplica por diez números. La primera generación de ordenadores apareció en 1950, siendo las “válvulas de vacío” los elementos básicos de la estructura. La segunda generación se comercializa en 1958 y es el elemento más sencillo con “transistor”. La tercera generación nació en 1963 a través del ordenador especial IBM 360. En 1978 se creó la cuarta generación.

Los ordenadores procesaban información cada vez más rápida y cada vez se construían más memoria. En ese ambiente optimista, algunos expertos llegaron a decir: En 1990 seremos capaces de estructurar un chip con millones de conexiones y entonces nuestros ordenadores llegarán a ser tan compactos como el cerebro. Cuando esto ocurra, seremos capaces de construir un sistema artificial (ordenador) con capacidad cerebral, lo que nos permitirá alcanzar el objetivo del programa denominado inteligencia artificial.

En la actualidad, en el año 1994, todas esas expectativas que existían hace diez años no se han cumplido en absoluto. Las máquinas que quieren repetir el funcionamiento del cerebro encuentran un obstáculo insuperable: la percepción. Como sabemos hoy en día, la relación con objetos que se encuentran en la realidad externa (a través de la visión, el gusto, el oído o el tacto) es un proceso supercomplejo que no se puede reproducir mecánicamente. Hay un universo exterior, pero nuestro cerebro tiene muchísimas sábanas para detectar ese mundo exterior, que han puesto una barrera insuperable a las máquinas de silicio que hemos inventado.

En la actualidad, por tanto, los programas de investigación en “Inteligencia Artificial” se han visto reducidos, siendo la robótica, los programas inteligentes o la traducción los campos sobre los que se está investigando principalmente, los pragmáticos, pero que pueden depender de nuestra capacidad. Las máquinas que se creen en el futuro para reproducir la inteligencia de nuestro cerebro deberán ser más flexibles, capaces de aprender y tomar decisiones poco limpias. Deberán aprender a modificar su programación en función de la información recibida y tener una velocidad de procesamiento y memoria mucho más amplia. Por lo tanto, no parece que en el futuro tengamos competidores de silicio, porque todavía no entendemos muy bien nuestro cerebro.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia