Post-it en la puerta del microondas
2019/09/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Esta mañana he encontrado un post-it en la puerta del microondas. Escribía: “Tu encuentro ha sido una serendipity. Un beso”. ¡Ufa! Si así comenzasen todos los días...
Los descubrimientos casuales son maravillosos, y así lo pensarían tanto el inventor de los papelitos para escribir notas post-it como el inventor del microondas. Y es que, de alguna manera, el azar tuvo mucho que ver.
Los post-it, por ejemplo, nacieron gracias a un científico religioso del laboratorio de la empresa 3M. En ese mismo laboratorio, cuatro años antes, se fabricó una cola que apenas se pegaba. ¡Qué descalabros! Pero lo que no se puede tirar. Era demasiado caro y, por tanto, lo guardaron. Y con aquella pobre cola se recordó al científico eclesiástico, Arthur Fry, harto de perder papeles para marcar en el libro de la misa. Coge la cola que se ha descartado, se la da al papel y... ¡a tope! Quedaba pegado en el libro eclesiástico, pero de manera fácil de quitar. Ahora, quizás nos quedan bastante lejos los libros de iglesia, pero ¿quién no utiliza esas hojas?
Percy Lebaron Spencer inventó que el microondas estaba investigando en radares. De hecho, se dedicaba a fabricar magnetrones, herramientas que producen microondas para hacer un radar. Mientras el magnetrón funcionaba, Spencer se dio cuenta de que el chocolate que tenía en el bolsillo se le había derretido. Por lo tanto, las microondas tenían poder calorífico. Además, calentaban la comida por dentro, así lo demostró con el maíz y un huevo: los granos de maíz se convirtieron en palomitas y ¡el huevo reventó! Asignatura: los microondas son útiles para calentar la comida, pero no conviene intentar hacer huevos con piel.
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