Contra los cromosomas sexuales
2014/09/29 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Tiene XX, chica, tiene XY, chico. Es fácil, demasiado fácil. Es cierto que sin cromosomas Y el embrión se convertirá en hembra, es decir, el recién nacido tendrá forma de novia. Y si tiene cromosoma Y, el embrión se convertirá en macho y el recién nacido tendrá forma de chico, con testículos y pene. El cromosoma Y contiene los genes necesarios para desarrollar los testículos y el pene. En concreto, el gen SYR es la llave para el desarrollo de los testículos y es el encargado de encender muchos otros genes relacionados con las características físicas de los hombres.
Sin embargo, las cosas no siempre son tan fáciles. Por ejemplo, puede ocurrir que en los cromosomas se mezclen los genes y, por ejemplo, que una persona con dos cromosomas X tenga la forma de varón porque el gen SYR se ha desplazado a uno de los cromosomas X (se llama translocación al desplazamiento de los genes). Esta persona será estéril, porque no tiene otros genes necesarios para ser un macho fértil en sus cromosomas, pero su apariencia física no se corresponde con lo que los cromosomas “mandan”.
Y esto no es más que un ejemplo; hay otros muchos que demuestran que el sistema de clasificación xx-emea/xy-ar es demasiado simple. Por ejemplo, aunque lo que dicen los cromosomas sexuales coincida con el aspecto físico, puede ocurrir que el cerebro diga otra cosa; o que el recién nacido sea hermafrodita...
Teniendo en cuenta todos estos casos, ¿tiene sentido la denominación de cromosoma sexual? Sarah Richardson está en negativo. Historiador y filósofo científico, cree que no es correcto llamar a X cromosoma hembra y a Y cromosoma macho. No es correcto y además es fácil. Los cromosomas no “mandan” tanto y la cosa no es tan fácil.
Publicado en el diario Berria.
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