Sonámbulos. De noche sin darse cuenta
1986/12/01 Agirre, Jabier - Medikua eta OEEko kidea Iturria: Elhuyar aldizkaria
La imagen del sonambulo se ha convertido en algo habitual en chistes y comics: un hombre cubierto de noche, sobre el tejado, con toda seguridad, que despierta cualquier palabra o sonido, puede perder el equilibrio y caer. Pero como ocurre con todos los tópicos, a pesar de que esta imagen es conocida, es falsa: la certeza no es tan segura, no está nada demostrada que los sonámbulos tengan los brazos extendidos, el simple hablar no despierta, etc. ¿Cuáles son, pues, las manifestaciones o signos de este hecho? ¿Cuál es la verdadera razón del sonambulismo?
Sonambulismo (latín SOMNUS: Sueño y AMBULARE: ibili), h.d. "dormir" ha sido un fenómeno muy curioso desde siempre para gente sencilla. La psiquiatría habitual ha estudiado con entusiasmo el sonambulismo de las personas adultas (su aparición en la infancia se considera más normal) y se ha considerado como una reacción neurótica: quien duerme abandona la cama y se dedica a algo que satisfaga sus deseos o calma sus tensiones (puede empezar a buscar algo perdido o escribir en su día a día).
Por supuesto, el sonambulismo no nos dará ninguna luz. Sus familiares o amigos conocen sus paseos. A pesar de lo que hace, el sonábulo no es responsable de lo realizado. Tampoco tendrá ese borroso y esbozado recuerdo que nos queda tras soñar; su amnesia es total.
Hasta hace pocos años se pensaba que el sonámbulo salía de la cama mientras soñaba. En la actualidad esta hipótesis ha quedado totalmente descartada gracias a los experimentos realizados. Se sabe que la mayor parte de los sueños se producen en las fases superficiales del sueño, conocidas como fases REM (REM, Rapid Eye Movement, Movimiento Ocular Rápido). Pero en esos momentos el cuerpo está relajado con todo, y difícilmente se puede entender que en esta situación, cuando los músculos están lentos, la persona pueda levantarse de la cama. Por el contrario, se ha podido comprobar que el sonámbulo sólo se vuelve activo cuando está en sueño profundo. Y en esta fase no hay sueño. Como una noche la persona tiene varias fases de sueño profundo, es posible que un sonámbulo realice varias veces sus ACTIVIDADES antes de despertarse por la mañana.
Y estas actividades no siempre son para bajar. En muchos casos el movimiento puede ser mucho más bajo: agitar en la cama, mover los labios, tirar con el brazo la manga mientras mantiene los ojos cerrados durante todo el tiempo. El sonámbulo es muy capaz de "trabajar" durante algo más de media hora. Sus ojos pueden estar abiertos o cerrados: cuando están abiertos tienen una mirada fija, pero no ven nada de cerca.
El sonámbulo se mueve a lo largo de su casa como un ciego que nunca hubiera visto. Es cierto que alguna vez va a la cocina, abre el frigorífico y bebe leche, pero puede hacerlo porque ya sabía dónde estaba el frigorífico. En una casa desconocida, esta hazaña sería totalmente imposible.
La mayoría de los sonámbulos se mueven muy lentamente. Sus trayectorias son incoordinadas, el cambio de ritmo y las cordadas o sacudidas son frecuentes. Evocan los movimientos de un robot mal sincronizado. Con los brazos colgando en los lados del cuerpo, o con las manos haciendo las cosas, pero sin tocar nada. Los familiares quieren tomar medidas de seguridad para evitar posibles accidentes. ¡Pero cuidado! no sirve de nada colocar cerraduras en la puerta; si el sonambulismo quiere sacarlas y la puerta lo hace, saldrá por la ventana.
Como hemos visto, la actividad de las sonábulas se desarrolla en fases de sueño profundo. Estas fases son especialmente largas y persistentes en la infancia —mientras dormimos, la hormona del crecimiento desempeña su trabajo y el niño crece así— y se acortan a medida que la persona avanza su edad. En las personas mayores, sobre todo, el sueño completo se produce en una fase superficial o REM y el sueño profundo desaparece casi por completo. Una de las razones por las que casi todos los sonábulos son niños.
La incidencia del sonambulismo, o lo que es lo mismo, no está muy clara. Pero la mayoría de los especialistas afirman que uno de cada ocho niños puede ser sonámbulo (como hemos visto antes hay niveles muy diferentes de sonambulismo). Este fenómeno puede iniciarse a los ocho años, repetiéndose dos veces por semana. Normalmente desaparece con la pubertad.
Sólo una cuarentena de personas adultas sufren sonambulismo. Y casi siempre se encuentran en las familias con antecedentes o antecedentes. Este escenario llevó a los especialistas a pensar si hubiera motivos genéticos. Pero hay otras razones, sobre todo psíquicas, tal vez la aparición de una sexualidad reprimida o deseos ocultos de protección. En las personas adultas el sonambulismo se acepta como una regresión; una aspiración inconsciente de volver a ser niño. Sin embargo, el sonábulo no conoce esta inhibición y deja suelto a su inconsciente, como lo hacen otras personas cuando soñan.
Todo lo que hemos visto hasta ahora corresponde a sonámbulos SANOS, h.d. aparte de este peculiar comportamiento nocturno, a las personas que llevan una vida completamente normal, a las que tienen una salud plena. También hay sonambulismos patológicos que aparecen en personas previamente afectadas por neurosis o epilepsis.
Para terminar diremos que el sonambulismo no tiene que aparecer necesariamente por la noche. Hace poco todos los periódicos traían la noticia del soldado sueco que manipuló su fusil mientras dormía: disparó al fusil y mató a su amigo. Este terrible suceso ocurrió al mediodía: el soldado sonámbulo se acostó a las diez de la mañana después de hacer guardia de noche. Aunque las autoridades dejaron al chico libre del servicio militar, fue juzgado en el momento del disparo para decidir si era consciente de sus actos. El veredicto judicial, acompañado por un equipo de médicos y psiquiatras, fue unánime: "INOCENTE". Mientras dormía, aquel muchacho no era en absoluto responsable de sus acciones.