Tabaquismo (I). Tabaco y cáncer
1988/04/01 Agirre, Jabier - Medikua eta OEEko kidea Iturria: Elhuyar aldizkaria
Pero es más importante que todos estos datos cuantitativos considerar que es posible excluir voluntariamente este efecto negativo de la persona y de la sociedad. El sueño de los cancerólogos es eso: si fuera así en todos los cánceres...
Pero la realidad es muy diferente. A pesar de que la educación pública avanza y ofrece resultados positivos, todavía queda mucho por hacer.
Para explicar el tema, voy a dividir la información en cuatro apartados: primero se dará una visión histórica, h.d. desde el momento en que el tabaco se conoce como cáncer, Doll y Hill demostraron científicamente el arte. En el segundo apartado se explicará la situación actual: Qué sabemos, qué se ha hecho y qué se ha conseguido. En la tercera me referiré únicamente al cáncer de pulmón, por su especial relación con el tabaco. Por último, ¿cuál es la planificación de la lucha contra el cáncer en un futuro a corto plazo?
Visión histórica
Hace más de 200 años se mencionó por primera vez la relación entre el tabaco y la aparición del cáncer. Sin embargo, en 1914 se demostró científicamente que las partículas sólidas del humo del tabaco eran capaces de producir cáncer de hidrocarburos, h.d. con carácter carcinógeno.
Sin embargo, a principios de este siglo, los tipos de cáncer que hoy en día se asocian sin duda al tabaco, se aceptaban como cáncer muy raro y rara vez se mencionaban en los certificados de defunción. Si los tabaqueros siguieran con los procedimientos y vías habituales, el consumo de tabaco nunca se iba a poner de moda, como nunca se había puesto de moda en sociedades que conocían el tabaco. Los hechos que llevaron a cabo este cambio fueron dos:
- por un lado, se ideó un nuevo método para el curado de las hojas de tabaco. Y el resultado de este nuevo método fue el tabaco rojo. Atractivo por su colorido especial, el público general lo aceptó inmediatamente.
- Por otro lado, el mecanizado industrial fue el factor determinante. En 1881 un estudiante de ingeniería de 19 años inventó una máquina que hasta entonces era impensable para trabajar a velocidad un nuevo producto. Sacaba un delgado rollo de tabaco, envuelto en papel y de cierta longitud (nació el cigarrillo). Estas nuevas máquinas empezaron a trabajar rápidamente y los cigarritos se multiplicaron cada vez más por unos precios asequibles para la gente menor.
La industria del tabaco, a la vez que aumentaba, también avanzó la investigación científica del poder carcinógeno del tabaco. Fueron muchos los estudios de este tipo (especialmente los que estudiaban el cáncer de bronquios y pulmón); 2. Sobre todo después de la Guerra Mundial. La posible relación entre el hábito de fumar y la aparición de este tipo especial de cáncer era cada vez más evidente, ya que el tabaquismo iba creciendo desde las primeras décadas del siglo y, por otro lado, era justo pensar que el órgano más afectado por la inhalación del humo del tabaco era el pulmón.
Además del cáncer de pulmón y bronquio, el cáncer de boca, esófago, arena y vejiga han sido muy estudiados por su relación con el tabaco.
Situación actual
Las sesiones de control del tabaquismo pueden ser muy variadas:
- Campañas contra el tabaco. Los informes realizados por entidades muy importantes, como la OMS, que hacen hincapié en las consecuencias que el tabaco tiene para la salud han sido numerosos, han permitido que en la mayoría de los países industrializados se hayan llevado a cabo campañas contra el consumo de tabaco, que se siguen realizando. El tabaquismo es hoy en día lo más importante que se puede prevenir en los factores de las muertes prematuras en los países occidentales. Las campañas pueden ser muy variadas: dirigidas a personas adultas o especialmente a jóvenes y adolescentes. Sólo pueden ser de carácter informativo (citando, por ejemplo, la relación del tabaco con el cáncer). Las dirigidas a adolescentes suelen integrarse en el ambiente escolar: charlas, películas, etc. con el objetivo de conseguir generaciones de no fumadores (parece que en Suecia se están obteniendo). Métodos para dejar de fumar. Si se analiza la bibliografía, es fácil observar que los procedimientos para dejar de fumar son muy diferentes: acupuntura, hipnosis, quema controlada, apoyo social, chicles de nicotina, ejercicios de relajación, normas de autocontrol, grupos psicoterapéuticos, consejo médico, etc. Cada vez son más los fumadores que están pensando en dejar de fumar y esto ha creado más de un método de maleza y ha despertado más palabras vacías e ilusión entre muchos fumadores. Acciones especiales en empresas y hospitales. Una nueva estrategia para dar a conocer la problemática que supone fumar y ayudar a los fumadores a dejar a sus hábitos de vida es la de los programas que se están aplicando para que los fumadores locales abandonen al mismo tiempo esta práctica inadecuada en empresas u hospitales de diferentes localidades. En el ámbito sanitario se menciona como ejemplo la experiencia realizada en Gran Bretaña con los médicos: sistemáticamente se les difundieron informaciones sobre el tabaco, indicando el papel que ellos tenían como modelo en la sociedad y los consejos a seguir para dejar el tabaco a sus pacientes.
- Medidas legislativas. Parece ser que cualquier planificación que plantee seriamente el problema del tabaquismo en cualquier país necesita de medidas legales a su lado para ser eficaz. En la mayoría de los países occidentales se han publicado leyes sobre consumo de tabaco en lugares públicos, contenidos de nicotina y alquitrán, venta a menores y publicidad sobre tabaco.
En la actualidad existen controversias a la hora de evaluar el daño que reciben los no fumadores de lo que se conoce como fumar sin voluntad (o fumar pasivo). Lo que está claro es que la inhalación del humo ajeno introduce nicotina dentro de los no fumadores, lo que es fácilmente medible.
Como consecuencia de todas estas actividades, en la mayoría de los países industrializados el número de fumadores disminuye. En Estados Unidos, por ejemplo, entre 1964 y 1979, los fumadores disminuyeron del 42% al 33% y en esos 15 años dejaron de fumar unos 30 millones de personas. Si se analiza quién dejó de fumar, se observó que los hombres blancos eran de clase o clase social alta. Mientras que en 1978 el 10% de los médicos fumaba, en el personal de mano los fumadores eran el 65%.
Entre las mujeres fumadoras las cosas son diferentes (todavía se mantienen en torno al 30%). En España la situación es muy diferente. En la actualidad se puede afirmar que el 41% de la población es fumadora, sin que exista una relación entre el consumo antes mencionado y el nivel social. Según un estudio realizado en Cataluña, los médicos y maestros son los que más fuman.
Tabaco y cáncer de pulmón
En la actualidad, el cáncer de pulmón es para el hombre el primero de todos los tipos de cáncer (con diferencia significativa) y su frecuencia aumenta en las mujeres. La frecuencia varía entre 5 y 80 casos por 100.000 habitantes para hombres y entre 5 y 40 para mujeres.
¿Cómo se puede entender este espectacular auge? Digamos, en primer lugar, que no se trata de un falso incremento que se ha producido en los últimos años debido a la precariedad del diagnóstico, sino de un incremento real brutal. En Inglaterra, por ejemplo, la mortalidad por esta enfermedad ha aumentado de un 0,5% a un 6% entre 1930 y 1980. Y lo peor es seguir subiendo. Al analizar las causas de este fenómeno, todos los investigadores coinciden en señalar la importancia de fumar cigarrillos. Todos los demás factores serían sinérgicos, sólo auxiliares. Y las estadísticas son terribles en este punto: los fumadores de más de 25 cigarrillos al día tienen 20 veces más riesgo de cáncer que los no fumadores.
Podríamos decir que hoy en día mueren en USA unas 80.000 personas por el tabaco. Teniendo en cuenta que en los 12 años de la guerra de Vietnam (1961-73) sólo murieron 46.000 soldados, es fácil entender que el tabaco es mucho más peligroso y letal que cualquier arma.
Quizá el más conocido de todos los trabajos que estudian la relación entre el tabaco/cáncer de pulmón sea el realizado por Doll y Hill a lo largo de 10 años con 40.000 médicos controlados. En este estudio se comparaban los grupos de médicos fumadores, no fumadores y que dejaron de fumar: se estudiaron sus hábitos de tabaco y la incidencia del cáncer de pulmón.
Este estudio demuestra claramente que el aumento del cáncer de pulmón se relaciona directamente con el tabaco, siendo directamente proporcional al número de cigarrillos quemados. Por otro lado, demuestra que entre quienes llevan entre 8 y 10 años sin fumar (y, por supuesto, entre los que ya han sido fumadores) su incidencia de cáncer es mucho menor que la de los fumadores.
En este punto me gustaría tocar el problema de los fumadores pasivos. Así se llama a quien, siendo no fumador, devora en contra de su voluntad el humo del tabaco que consumen otros fumadores de su entorno. La parte más importante de este humo proviene de la llamada corriente secundaria, h.d. el humo que se produce cuando el cigarro, el puro o la pipa están quemando por sí mismos (sin que exista aspiración del fumador). La corriente que surge al aspirar el fumador y que va a la boca por el cigarrillo es la corriente principal o primaria.
Una vez analizados los componentes de la corriente secundaria, se ha podido observar que la concentración de ciertos componentes tóxicos es mucho mayor que en la corriente principal (nicotina y alquitrán tres veces más, monóxido de carbono 5 veces más). Por otra parte, se ha comprobado que el fumador pasivo en ambiente de humo de tabaco puede ingerir durante una hora tantos humos como 2 ó 3 cigarrillos, dependiendo del humo de la zona y de la ventilación del lugar.
¿Para el futuro, qué?
Como estamos en la Asociación Económica Europea, en junio de 1985, vamos a mencionar la planificación para la lucha contra el cáncer que se preparó a este nivel. (EUROPA CONTRA EL CÁNCER o denominada EUROESPERANZA). En él se proponen medidas a todos los niveles: de mercado interior (impuestos especiales, etiquetas de cajas de cigarrillos, medidas para limitar la venta, etc.). ), agrícolas (por ejemplo para reducir la producción de tabaco), defensa de los consumidores (contra el tabaquismo pasivo, publicidad), etc.
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