Humo de producción de tabaco
2005/05/01 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
Los cigarros, en realidad, están hechos de hojas de tabaco trituradas. Los productores mezclan diferentes tipos de tabaco para adecuarse a los gustos de los fumadores, por lo que los lugares donde se cultiva el tabaco están especializados en uno u otro tipo. Además, el clima, las características del suelo, las técnicas de cultivo y la tecnología de cultivo y transformación de las hojas de tabaco inciden directamente en la calidad del tabaco.
El cultivo del tabaco es, en general, intensivo. Crecen como si fuera una planta anual, aunque en el trópico es mayor de un año. No obstante, la planta debe conservarse durante todo el año para obtener hojas de buena calidad.
El tallo puede alcanzar los dos metros y antes de alcanzar la longitud máxima comienza a florecer el extremo. Sin embargo, al dejar crecer las flores, las hojas crecen menos y pierden calidad. Para evitarlo se quitan las flores. La planta produce entonces yemas laterales que también hay que eliminar para evitar pérdidas en el rendimiento.
Cuando el color de las hojas cambia de verde a amarillo pálido, significa que están maduras y listas para ser recogidas. No obstante, se recogen antes o después en función del tipo de tabaco deseado. De hecho, la composición de las hojas varía con el tiempo: los glúcidos y los compuestos nitrogenados van de las hojas al tallo, pero las moléculas nitrogenadas migran mucho más rápido que otras. Por lo tanto, para decidir cuándo recoger las hojas tienen en cuenta su composición química.
Una vez recogidas, las hojas deben curarse. Al madurar pierden agua y al mismo tiempo los procesos bioquímicos continúan. En consecuencia, la composición cambia. Por otro lado, existen diversas vías de secado, bien sea por medio de calor artificial, a cielo abierto, bajo el sol o bien por medio de una ampliación en el suelo, lo que también influye en la composición. Finalmente, se recomienda que la humedad del tabaco esté entre el 18 y el 26%. Si las hojas tienen más agua, se fermentan y si tienen menos se rompen.
De hoja a cigarro
Aunque la mayoría del tabaco se utiliza para la fabricación de cigarrillos, también se producen otros productos como puros, tabaco para asar en pipa, polvo de tabaco, tabaco para masticar y algunos productos farmacéuticos, pero no se consumen tanto como los cigarros.
Se mezclan distintos tipos de tabaco para fabricar cigarrillos. El tabaco triturado se recoge en papel de asar, papel que tiene gran influencia en la combustión del tabaco. El papel se fabrica a partir de pasta de celulosa procedente de tejidos vegetales, como el lino o la celulosa de la madera, pudiendo contener más o menos poros. Esto implica que entra más o menos aire, lo que influye en la combustión y en el humo que se genera.
En la mayoría de los casos se coloca un filtro al cigarrillo. El filtro está hecho de celulosa acetato y su función es retener el alquitrán y la nicotina. La cantidad de alquitrán y nicotina que retiene está relacionada con la ventilación. El filtro está embalado con papel hidrófugo, con poros y orificios. El aire que entra por ellos diluye el humo. De esta forma, el fumador reduce la cantidad de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono.
No todo es tabaco
cigarrillo.
El tabaco recogido en papel tiene otros componentes. Según diversas fuentes, las sustancias que se añaden al tabaco pueden ser seis mil. Uno sabe si serán tantos, pero no hay duda de que los aditivos son muy importantes para dar olor y sabor al cigarrillo.
Por ejemplo, con el objetivo de preservar el grado de humedad y dar un olor agradable, se añaden al tabaco salsas. Cada tipo de cigarro tiene su origen en sustancias humectantes, azúcares, cacao, regaliz y perfumes disueltos en el agua. La salsa puede llegar a representar el 10% del tabaco, pero los productores no están obligados a declarar qué ingredientes y cuánto de cada uno de ellos utilizan.
Otras sustancias utilizadas para aromatizar se añaden disueltas en alcohol. En general no se utilizan en grandes cantidades, salvo en los cigarros mentolados que llevan alrededor de un 4% de mentol.
las labores del tabaco.
Muchos denuncian que los fabricantes de cigarrillos también añaden amoniaco al tabaco. Al parecer, el amoniaco provoca una mayor liberación de nicotina, lo que aumenta la dependencia del fumador. No obstante, el tabaco en sí mismo contiene amoniaco, y las sustancias que se producen al reaccionar el amoniaco y el azúcar dan un aroma al humo del cigarrillo.
Por tanto, el tabaco es sólo uno de los componentes del cigarrillo, el principal sí pero no el único.