Después del tsunami, ¿qué?
2005/02/06 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
En el sur de Asia se ha extendido un rumor. Parece que no conviene comer pescado de las zonas afectadas por el tsunami. El pescado está contaminado. Parece ser que comer pescado es muy peligroso, ya que el agua transportó numerosos cadáveres y los peces alimentados de estos cuerpos creen que pueden contagiar enfermedades. Lo peor es que el rumor ha causado graves daños que han provocado una disminución del consumo de pescado.
Para conocer la verdad sobre el rumor, la FAO ha analizado de inmediato los pescados y mariscos comestibles de la zona y ha afirmado que el rumor no tiene una base sólida. Ha difundido los resultados de sus investigaciones a través de una nota de prensa y ha informado a las autoridades locales de que comer pescado o marisco no supone ningún riesgo para la salud.
En cambio, dejar de comer pescado es realmente contraproducente, ya que en la dieta de estos países el pescado es básico. De hecho, el tsunami es la tierra que más peces consume en el mundo. Además, los supervivientes de la catástrofe están muy debilitados, por lo que es imprescindible comer pescado para estar bien alimentado y poder salir adelante.
En Indonesia y Sri Lanka cada persona consume una media de 21 kg de pescado al año y en Maldivas el consumo alcanza los casi 200 kg. En la costa india el consumo de pescado también es muy elevado. Por eso tienen que seguir comiendo pescado; si no, no tienen nada que comer. Eso sí, la FAO advierte de que los pescados y mariscos deben estar en buen estado y que deben consumirse desnatados y bien cocidos.
Sin embargo, la FAO reconoce que existe un riesgo en las piscifactorías. El problema es que el tsunami ocasionó daños en el suministro de agua y en el sistema de alcantarillado. Por lo tanto, no es de extrañar que algunas aguas residuales se filtren a los viveros. En consecuencia, los peces pueden sufrir infecciones por virus, bacterias o parásitos, y quienes comen pescado crudo o poco hecho pueden enfermar. Pescado de buen aspecto, bien limpio y bien hecho, los que comen no tienen peligro.
Las toxinas también preocupan
Por otro lado, cuando las aguas se mezclan, es posible que se produzca una proliferación de algas tóxicas y la formación de mareas rojas. Las mareas rojas son muy nocivas, ya que matan a los peces que comen algas tóxicas y, aunque no mueren todos, las toxinas se acumulan tanto en los peces como en los mariscos, pero sobre todo en los moluscos. Por lo tanto, si alguien come tiene un alto riesgo de intoxicación. Estas toxinas son extremadamente violentas y provocan enfermedades realmente graves. También pueden causar la muerte.
Pero esta vez no hay peligro. Según la FAO, el tiempo disponible no es nada adecuado para la reproducción de algas. De hecho, se encuentran en una época de lluvias y temperaturas frías, por lo que no creen que las biotoxinas sean un problema.
También hay otras toxinas en el agua, como los minerales pesados. Sin embargo, la FAO cree que no habrá problemas con ellos, ya que no parece que el tsunami haya liberado sustancias químicas naturales suficientes para contaminar el pescado en una mezcla de aguas.
Necesidad de restaurar manglares
Además de la seguridad alimentaria, los manglares también se encuentran entre las prioridades de la FAO. De hecho, la recuperación de manglares ayudaría mucho a superar el desastre. Sin embargo, la FAO considera que los programas de plantación de manglares deben realizarse con mucho cuidado.
Los manglares ocupan alrededor de 15 millones de hectáreas en todo el mundo, de las que el 40% estaban en zonas degradadas por el tsunami. Para su vida, los manglares son imprescindibles. De los manglares se extraen madera, avellanas de fuego y materiales de construcción doméstica y, de forma indirecta, dan cobijo y alimento a pescados y mariscos. Son, por tanto, lugares aptos para la pesca. También protegen de las grandes olas.
Aunque los manglares son muy ricos y útiles, no se pueden plantar en cualquier lugar. La FAO considera que los programas de recuperación deben tenerlos en cuenta a toda costa; de lo contrario, existe el riesgo de que las tortugas dañen los lugares donde ponen huevos o los lechos de las algas.
Sin embargo, lo que sí está claro es que la madera es imprescindible para la reconstrucción de casas, la construcción de infraestructuras, la reparación de barcos y barcas y la construcción de nuevas, así como para el fuego. Los de la FAO son conscientes de ello, pero temen que esta necesidad implique aún más presión en los manglares. ¿El pan de hoy, el hambre de mañana? No es fácil inventarse, pero están trabajando para ello.
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