¿Tenemos que integrar a nuestros niños?
2013/03/01 Zubia, Felix - Medikua Iturria: Elhuyar aldizkaria
Aunque las vacunas y los procesos de vacunación son uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la medicina, cada vez son más los que hablan contra las vacunaciones y hablan por los derechos de decisión de los padres. Antes de nada, aclaremos que la vacunación no es una medida obligatoria y que la última palabra es la de los padres, pero siempre basada en la información adecuada.
La vacuna es un preparado químico que contiene antígenos de un microorganismo y se coloca para provocar anticuerpos contra estos antígenos. El objetivo es proporcionar una respuesta específica, sin infecciones. Si posteriormente apareciera el microorganismo, tendría una respuesta específica desde el principio, evitando o atenuando la infección.
No hay vacuna eficaz al 100%, pero las inserciones trabajan por el efecto conocido como efecto canal. A pesar de que no todos los individuos han desarrollado una inmunidad eficaz, si la mayoría de las personas que viven en un entorno la desarrollan, estas personas interrumpirían la cadena de transmisión del microorganismo, infección que desaparecería de la zona. Este efecto también protege a los individuos que no han tenido una inserción efectiva, y también a los no vacunados. Y por el contrario, la existencia de muchos individuos no integrados contra un microorganismo pone en peligro también a las personas que lo integran y que no han desarrollado defensa, ya que las primeras formarían la cadena de transmisión de este microorganismo.
Desde que Jenner creó en 1796 la primera vacuna para el baztanga o la navarrería, se han desarrollado numerosas vacunas, que siguen siendo la zona que se renueva y amplía.
Resultados vacunas
A nivel mundial, y con el uso de vacunas, la viruela o la viruela está totalmente desaparecida. La poliomielitis, por su parte, está erradicada de Europa, América y Oceanía y sólo en Asia y África se dan casos aislados.
En nuestro entorno, debido a la incidencia de las vacunas, se encuentran prácticamente erradicados los casos de meningitis provocados por el sarampión, la tos ferina, la difteria, o las bacterias llamadas Haemophilus influenzae y C meningococo.
Como se ha indicado anteriormente, la eficacia de las vacunas no es del 100% y la vacunación de una persona no significa que no vaya a desarrollar esta enfermedad. La no vacunación tiene sus riesgos. A modo de ejemplo, en 2011 se produjo en Gipuzkoa un brote de sarampión, tras unos pocos casos en la última década. De los 21 casos que tuvieron lugar entre enero y abril, 2 requirieron hospitalización. De estos 21 casos, 18 fueron sufridos por niños y niñas no vacunados (cerca del 5% de los niños y niñas no se han incorporado en Gipuzkoa).
Riesgos de las vacunas
A pesar de su uso en todos los países y de que se trata de una de las medidas más importantes de la sanidad pública, en nuestro entorno hay voces que hablan contra las vacunaciones y, como ya se ha dicho, cerca del 5% de los niños no se incorporan. Las supuestas razones por las que se oponen a las vacunaciones, añadiendo a continuación mi argumentación son las siguientes:
- Las vacunas pueden afectar al desarrollo del niño, especialmente causando autismo, problemas lingüísticos e hiperactividad. Tal y como publicó en 1998 la prestigiosa revista médica Lancet, todo esto podría estar influenciado por un compuesto químico llamado thiomersal. Esta sustancia que transporta mercurio se utilizaba como conservante de vacunas y provocó una dura discusión. Sin embargo, en 2010, el Colegio Médico de Inglaterra condenó al autor de esta obra por utilizar datos falsos y escribir bajo intereses económicos. La propia revista Lancet retiró este trabajo. Trabajos posteriores no han confirmado el riesgo del thiomersal, aunque algunos gobiernos han prohibido su uso.
- Las vacunaciones tienen consecuencias graves y hay casos probados. Es cierto que cualquier materia que produzca una respuesta inmunológica puede y provocará efectos nocivos. Pero como en cualquier parte de la medicina, hay que poner en la balanza riesgos y beneficios a la hora de tomar decisiones. La poliomielitis, por ejemplo, afecta a la médula espinal en un 1 de cada 200 a 1.000 casos, produce parálisis muscular, provocando graves problemas de movilidad o muerte. ¿Cuál es el riesgo de la vacuna? En uno de cada 750.000 casos puede producir parálisis, especialmente en pacientes con problemas de inmunidad. Vosotros decidáis qué queréis.
- Algunas vacunas tienen baja eficacia. O el miembro más destacado contra las vacunas, Miguel Jara, en su página web, afirma que "los vacunados contra ciertas enfermedades tienen más frecuencia". Leyendo su argumentario podemos ver los siguientes datos. En la Comunidad Autónoma del País Vasco, entre los años 2002-2011 se produjeron 30 casos de meningococo C, 25 de vacunación y 5 de no vacunación. Vamos a hacer los cálculos: si en nuestro entorno hay un 95% de niños vacunados y un 5% sin vacunar, de cada 1.000 niños tendríamos 950 vacunados y 50 sin vacunar. Si entre 950 niños/as vacunados/as hay 25 casos (realmente deberíamos repartirlos entre más niños/as), el riesgo sería de 0,026. Los 50 no vacunados, que también son más pero mantienen la proporción, tienen 5 casos, pero con un riesgo de 0.100, es decir, 4 veces mayor (y estamos hablando de la meningitis, una enfermedad que puede causar graves consecuencias y mortalidades! ). Aunque los datos son reveladores, el autor sigue hablando contra las vacunas, mezclando números absolutos y peligros relativos.
A la vista de los datos, y esta es mi opinión personal, las vacunas son medidas beneficiosas, y los beneficios son mayores que los riesgos, aunque siempre habrá riesgos. Los niños no vacunados se protegen del efecto de venado de los vacunados, dejando los peligros para otros, y aumentando el riesgo de infección de otros porque ellos no interrumpen la cadena de transmisión. A pesar de que la libertad de decisión sobre la inclusión o no siempre se mantendrá, ante la sociedad es un padre egoísta el que no inserta a su hijo, ya que se aprovecha del riesgo ajeno sin que él lo haga.