De los más alejados a los más cercanos, los montes a debate
2002/06/30 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
Alberto, Edurne, Jon, Iñaki, Jon, Juanito y otros montañeros de alto nivel han hecho que los seguidores de sus ascensiones conozcan de primera mano las montañas del Himalaya. En estas altitudes han sabido cuánto sufre el cuerpo, las palabras como las sherpas y los crampones se han convertido en normales y, sobre todo, han podido disfrutar de la belleza única de las montañas.
También han sabido que no todo es bonito, y que esta actividad de alta montaña tiene sus diferencias oscuras. Por ejemplo, más de un montañero ha denunciado que el campamento base y los caminos de las famosas y prestigiosas montañas se han convertido en vertederos.
Barriendo el Everest
Se sabe que la montaña del Everest es una de las montañas del Himalaya que más basura recoge; por un lado, ser la más alta del mundo hace lo más atractivo y cada año miles de expediciones van hacia allí. Por otro lado, se necesita un montón de material para subirlo (tiendas, botes de comida, bidones de plástico, bombonas de oxígeno, cuerdas...) y como llevarlo todo a la vuelta es difícil, se quedan allí una vez utilizado. En 1993 el Gobierno de Nepal depositó una fianza para que las expediciones pagaran en metálico si a la vuelta no recogían toda la basura. Sin embargo, a veces los residuos no son accesibles porque se han quedado en lugares muy peligrosos y desgraciadamente ocurre lo mismo con los cuerpos de varios montañeros.
Las campañas de limpieza de basuras del Everest, sobre todo en el campamento base y por parte del Tíbet, han sido anteriores. El último ha sido llevado a cabo por un equipo formado por 29 montañeros de Georgia, Japón, Corea y Nepal. A partir del campamento base, justo entre el segundo campamento y el collado sur, se pretendía recoger más de 1.500 kilos de basura, e incluso se han tratado de recuperar los cuerpos de los montañeros que por casualidad habían quedado allí.
El segundo campamento del Everest se encuentra a 6.400 metros de altitud y se considera como un campamento base avanzado, desde el que comienzan la mayoría de las subidas. Por otro lado, desde el collado sur situado a 7.900 metros, los montañeros inician la recta final para llegar a la cima. Por lo tanto, no han sido muy fáciles de trabajar, pero ya han conseguido uno de los objetivos que buscan: que la gente se conciencie de este problema.
Sin embargo, proyectos similares reciben críticas de algunos y advierten que el problema es mucho más grave. Consideran que la solución debe ser más profunda. Las expediciones reivindican que habría que analizar su influencia en la ecología y en el modo de vida de la gente y muestran una actitud respetuosa.
Sin ir tan lejos
En los propios Pirineos, en cuanto al uso del monte, no siempre coinciden los puntos de vista de los montañeros, ecologistas y sus habitantes. El hecho de que algunas zonas ya estén protegidas legalmente no garantiza su buen estado o mejor conservación, ya que en muchas ocasiones sólo se consigue atraer a la gente. En los últimos años se ha puesto de moda el ‘turismo verde’, y a pesar de que los daños que el auge del turismo provoca en la naturaleza son evidentes, muchos de los habitantes de estos lugares viven gracias a ello. Por tanto, el tema es muy complicado.
A pesar de que las personas que viven en la montaña tienen una vida más modesta que en épocas anteriores, por supuesto, quieren tener los mismos servicios y facilidades que los que viven en valles y llanuras. Por ello, es comprensible impulsar proyectos para conseguirlo. Pero, a veces, para aclarar cuál es el objetivo final, conviene analizar bien los intereses políticos y económicos que subyacen a estos proyectos.
Por todo ello, no es de extrañar que surja un debate en varios puntos de los Pirineos: por ejemplo, en Bujaruelo el alcalde de Torla está deseando instalar un teleférico, mientras que los de Chistau y Bielcoz quieren instalar estaciones de esquí en Punta Suelza y Punta Ruego, Candanchu, Astun y Formigal quieren unirse a una gran estación de esquí. ¿Para quién benefician este tipo de proyectos?
Aquí mismo
En los montes de Euskal Herria también hay problemas similares. Hace unos años, a la vista del deterioro de los montes, los grupos ecologistas y montañeros trabajaron mucho para concienciar a la gente del problema. En consecuencia, parecía que se había conseguido algo y, entre otras cosas, se declararon varios parques naturales.
Sin embargo, parece que últimamente se han ido fortaleciendo otros intereses, y en muchos lugares existe un debate vivo sobre los proyectos que se quieren llevar a cabo: Las pistas que se quieren abrir en Aralar, las canteras cada vez más amplias, los parques eólicos que se quieren implantar... Después, cuando Euskal Herria se presenta en las ferias de turismo, hablan de ‘turismo verde’. Pero si las zonas verdes están desapareciendo, ¿dónde entrarán los turistas?
Publicado en el suplemento Estación de Gara.
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