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Prendas antiolores

1999/03/14 Azkune Mendia, Iñaki - Elhuyar Fundazioa

Este tipo de trajes especiales, basados en ropa antiséptica hospitalaria, tienen un gran éxito tanto en Japón como en Estados Unidos. Son prendas "antibacterias".

Las prendas anti-olores se están apropiando del mercado. Los calcetines, calzoncillos, culeros o culotes "antibacterias" son especiales y su función es la de dignificar el olor que se produce cuando las secreciones cutáneas son degradadas por bacterias.

El tejido antibacteriano pertenece a la familia de los bioactivos, es decir, está fabricado con fibras clásicas (algodón, poliéster, etc.), pero en ellas se han añadido moléculas de interés para el usuario. Actualmente se utilizan moléculas antibacterias en vestidos, ropa interior, calzado, ropa de cama o bobinas de lana. En moquetas, cortinas y similares se añaden moléculas anti-ácaros. Sin embargo, el camino está abierto y en el futuro se podrán incorporar moléculas para cicatrizar heridas, no crecer el pelo, adelgazar, hidratarse, relajarse o mejorar la circulación sanguínea.

En las investigaciones iniciadas en Japón hace quince años con cien funcionales el objetivo es encontrar un procedimiento de integración en una molécula y tejido inocuo y eficaz. En cuanto a los malos olores, el tejido debe entrar en contacto con la piel sin alterar el equilibrio biológico.

El mal olor corporal es producido por millones de bacterias que siempre se encuentran sobre la epidermis, sobre todo en zonas húmedas. Las bacterias toman la grasa de alimentación, los residuos celulares y el sudor emitido por la piel, generando metabolitos que desprenden olor. Para combatir este olor molesto hay que controlar las bacterias, pero hay que tener cuidado. Estas bacterias adaptadas al estado ecológico de la epidermis son beneficiosas para la piel, ya que son un obstáculo contra otros microorganismos patógenos. Si se elimina este obstáculo, el camino quedará libre para cualquier infección. Por lo tanto, se trata de ser bacteriostático (y no bactericida), es decir, las bacterias no deben morir, pero no deben dejarse reproducirse.

Sin embargo, la muerte de las bacterias no es el único peligro. De hecho, si las bacterias se encuentran en la piel con un número demasiado elevado de moléculas, consiguen resistencia a los antisépticos y pueden ser muy perjudiciales (si entran al hospital, por ejemplo).

A pesar de los numerosos estudios realizados, no hay moléculas ideales contra los malos olores. Las moléculas más utilizadas en los tejidos antibacterianos son el triclosán y la zeolita. La triclosana es muy utilizada en los hospitales como antiséptico, pero también se utiliza en pastas dentales, champús, líquidos de hulla, perfumes, etc. Es un bacteriostático eficaz, pero en teoría puede producir cepas resistentes. La zeolita es una molécula mineral. Produce oxígeno activo en zonas húmedas que inhibe las bacterias. Menos activo que la triclosana, pero con menor riesgo de bacterias resistentes.

Las moléculas deben ser efectivas, pero durante mucho tiempo. Requieren una estabilidad química y térmica para que la ropa permanezca limpia una y otra vez. Para ello es importante el tipo de molécula, la dosis y la forma de introducirla sobre o en el interior de las fibras del tejido.

Diversos tipos de tejidos antibacterias

Por fusión

Las moléculas antibacterias se mezclan con un polímero textil fundido a 300ºC. La masa así obtenida es filtrada a presión y posteriormente se hilvanada. La molécula antibacteriana es la zeolita. Esta molécula mineral de espesor relativamente grueso difícilmente va a la superficie del tejido y es menos activa que la triclosana, pero a 40°C puede soportar más de cien lavados. La zeolita tiene iones de plata, cobre y zinc y produce oxígeno activo que inhibe las bacterias mediante micoeletrólisis con agua de sudor.

Sedimentario

Sedimentación de la capa molecular antibacteriana en el tejido. Esta capa afecta directamente a las bacterias de la piel. Es el método más eficaz, pero al lavar la ropa se quita la capa. Adecuado para prendas de un solo uso.

Apresto

En la superficie del tejido se aplica una capa flexible con moléculas antibacterias. Al estar algo adheridos al tejido, duran más que los de sedimentación al lavar la ropa. No sirven para más de 20 lavados.

Además de estos sistemas destacan los de disolución y microencapsulación. En la primera, las moléculas antibacterianas se encuentran en disolución con los gránulos del polímero textil. La molécula utilizada es una triclosana que migra fácilmente a la piel. Puede soportar hasta 40 lavados. En el sistema de microencapsulación las moléculas antibacterias se recogen en microcápsulas, que se pegan al tejido por deposición o apresto. Algunas microcápsulas se rompen con la piel y se saca el contenido. Este sistema sigue siendo investigado.

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