Encanto del número: Paul Erdös
2019/09/27 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
A los tres años podía multiplicar los números de tres cifras y a los 10 había descubierto 37 pruebas del teorema de Pitágoras. ¡Eh! No quería familia y no vivía en ningún sitio: viajaba por el mundo, de pueblo en pueblo, con una maleta semidesierta (“La propiedad es perjudicial”, decía, con humor y a la vez en serio).
Si le interesa algún artículo matemático escrito también en la revista más desconocida, acuda al autor (¡en cualquier continente!) y, por ejemplo, a pesar de llegar a su casa a las 4 de la mañana, le tocaba la puerta y simplemente le echaba: “Soy Erdös. ¿Te abres?”. ¡Que no! Durante unos días se dedicaban a las matemáticas, en el sentido más profundo de la palabra. Lo más vivo. Para muchos matemáticos, el mayor premio era recibir la visita sorpresa de Erdös.
El oro no tenía tentación. Erdös dedicaba la mayor parte de lo ganado a las charlas: familiares, estudiantes, desconocidos. Una vez cobrado el salario mensual, vio a un mendigo y, tras guardar unas monedas para él, dio todo lo demás al indigente sorprendente.
El oro no era para Erdös. Había amistad y, por supuesto, números. Era matemático y estaba loco… para su fortuna. ¡Ay, si todas las locuras fueran como la de Erdös!
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