Ciencia olímpica
2002/02/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
El esquiador de fondo tolosarra Haritz Zunzunegi probablemente no sabrá mucho de la química del carbono, pero es testigo directo de la evolución de los materiales y los diseños desde su inicio en este deporte. Lo mismo le ocurrirá al donostiarra Iker Fernández que participe en la modalidad half pipe de snowboard.
Sin embargo, como el snowboard es un deporte joven, ha sufrido menos cambios que otros deportes de mayor tradición. Por ejemplo, pocos recordarán aquellos largos y rectos esquís de madera que se usaban unas décadas antes. Los actuales, sin embargo, sólo tienen corazón de madera, y algunos no lo tienen.
Cada modalidad de esquí tiene un material especial que se adapta a sus características. De hecho, a veces se buscan más rigidez y dureza que flexibilidad, y a veces lo más importante es absorber vibraciones. Además, los deportistas olímpicos buscan material adaptado a su altura, peso, movimientos y gustos. Por ello, para la obtención de estos materiales a medida, tanto en su composición como en su diseño, es necesario un buen trabajo.
Es importante adaptar la estructura
El diseño de los esquís comienza por el núcleo. Suele ser de madera o sintética y en ambos se cuida mucho su ligereza y sensibilidad. Si se utiliza madera, no es de extrañar que la más elegida sea la de abeto, ya que es un árbol adaptado a zonas nevadas. No obstante, también se tiene en cuenta la especie de abeto y la humedad: la madera se deja secar sin perder flexibilidad hasta conseguir la ligereza y es muy importante acertar con el punto adecuado.
Además, para agilizar el peso y aumentar la flexibilidad, se perfora el núcleo en varias zonas. Otra forma de conseguir la ligereza es alternar los aglomerados de madera plegados dejando canales y las capas planas de madera, es decir, el núcleo del esquí se organiza como un sándwich. De esta forma, además de reducir peso, se mantiene la durabilidad y dureza.
El núcleo del esquí se cubre mediante la disposición en zig-zag alrededor del eje, en un ángulo determinado, de fibras de vidrio, de carbono y otros materiales. De hecho, el ángulo de torsión de las fibras condiciona la respuesta del esquí a las revoluciones del esquiador. Junto a otros agentes, el borde del esquí influye también en la capacidad de agarrar la nieve. Hay que tener en cuenta que, desde la nieve mojada hasta el hielo, el estado de la nieve puede ser muy diferente, incluso variable, por lo que es imprescindible pegarla bien sin impedir el deslizamiento en todas las situaciones.
Para finalizar el esquí, mediante procedimientos de moldeo y otras técnicas, se adhiere a la estructura central la parte superior de una atractiva decoración y la parte inferior del material de gran precisión.
Uno de los materiales utilizados por casi todos los fabricantes es el kevlar. Según DuPont, inventor de este material, además de ser cinco veces más resistente que el acero, es ligero, flexible y cómodo. Tiene muchas aplicaciones (¡se utiliza en chalecos contra balas!) Es muy apropiado porque tiene capacidad para colocarse entre los componentes de los esquís, absorber las vibraciones y reaccionar según el ángulo de fuerza. La estructura de la fibra polimérica PPTA (tereftalamida de los p-feniles) o poli (tereftalamida de los p-feniles) han permitido obtener las características de Kevarra.
Por otro lado, entre la nieve y los esquís se utiliza una cera adaptada al estado de la nieve. Así, para suavizar la dureza de la nieve helada se utilizan ceras blandas, mientras que para superar la fricción de la nieve blanda se necesitan ceras que faciliten el deslizamiento. Sin embargo, a veces el problema se acentúa, ya que las situaciones en la parte superior e inferior de la pendiente son diferentes. En estos casos, lo ideal es una cera inventada por un químico con gran afición al esquí: Super HotSauce. Cuando la nieve está blanda, las moléculas de agua de la cera migran hacia el exterior, convirtiéndose en una superficie más resbaladiza.
El diseño y la ropa no son sólo una cuestión de moda
Además del material, el diseño de esquís ha evolucionado notablemente, sobre todo en longitud y aspecto. Respecto a los esquís de hace pocos años, los esquís actuales de diferentes modalidades son más cortos y tienen una pala más ancha y una zona lumbar más estrecha. Al girar con los antiguos esquís largos y rectos, en algún momento el giro se ralentizaba. Por el contrario, los esquís con este diseño especial facilitan y limitan las revoluciones y al no tener que hacer fuerzas para doblar los esquís para empezar a girar, se pierde menos fuerza. Junto a ello, se garantiza la estabilidad.
Al margen de los esquís, la ropa también ha sufrido cambios y novedades. Hubo un tiempo en el que se debía elegir entre permitir la entrada de la humedad exterior o impregnarla del sudor propio. Ahora, gracias a tejidos como el goretex, es posible protegerse bien de la nieve y a la vez expulsar el sudor. El secreto del goretex se basa en la difusión del polímero de politetrafluoroetileno, lo que permite mantener unos 22,5 mil millones de pequeños poros. El vapor de sudor puede escapar de estos poros, pero las gotas de nieve y lluvia no entran. Para garantizar la durabilidad de la prenda se le da una protección aceitosa externa.
Está claro que los Juegos Olímpicos han revolucionado desde sus inicios y los griegos del siglo 5 a.C. tampoco habrían imaginado que algún día se jugaran en la nieve. ¿Cómo conocer entonces los materiales deportivos actuales? ¡Imposible! Eso sí, se alegraría de saber que uno de los cuatro elementos básicos de los químicos sigue siendo imprescindible: el fuego olímpico está encendido.
Fuente: Olympic science
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