Mutantes afortunados
2005/05/29 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia
El virus causante del sida, el VIH, es un agresor severo. Infecta las células defensivas del cuerpo humano, los glóbulos blancos, dejando el cuerpo sin ninguna defensa. Por eso es tan terrible que, una vez destruidas las defensas, el cuerpo queda desprotegido bajo cualquier agente infeccioso.
Sin embargo, uno de cada diez europeos sufre una mutación en una proteína de glóbulos blancos, llamada CCR5. Si esta proteína no es convencional, el virus no puede entrar en el glóbulo blanco, por lo que no tiene posibilidad de infectar la célula. Está claro que ser mutante supone una ventaja sobre el sida, ¿no?
Los investigadores no saben por qué tanta gente tiene esa mutación en Europa. Y es que en el resto del mundo la mutación es mucho más rara. Según los científicos, una opción podría ser que esta mutación protege de otra enfermedad y por eso se ha extendido. Es decir, como en su día protegía de otra enfermedad, los que tenían la mutación consiguieron salir adelante y sus descendientes también. Esto ayudaría a expandir la mutación.
Con esta hipótesis, los investigadores han querido saber qué enfermedad fue la clave. Han visto que la mutación apareció hace unos 2.500 años, mucho antes de la aparición del sida. Y parece que alguna epidemia de la Edad Media contribuyó a expandir la mutación, ya que desde entonces la frecuencia de la mutación aumenta.
Investigadores como detectives
Según los investigadores británicos de Liverpool, la mutación se extendió por la Peste Negra o por ella. La Peste Negra mató al 40% de los europeos entre 1347-1350, cuando una de cada veinte mil personas padecía mutación. Es decir, era muy raro. Posteriormente, volvieron a suceder los brotes de la enfermedad y la última fue la Gran Peste de Londres en 1660. En aquella época la proporción de personas con mutación aumentó considerablemente. Parece, por tanto, que la mutación protegía en cierta medida de la Peste Negra, lo que permitió a los que la mutaron prosperar y a sus descendientes. La mutación se expandió.
Otros investigadores londinenses no coinciden con los de Liverpool. En su opinión, la Peste Negra no tuvo nada que ver, sino que la mutación se hizo más habitual por la viruela. Baztanga fue una enfermedad muy grave. A partir del siglo XX causó muchas muertes. Y sobre todo, el causante de la viruela es un virus, mientras que la Peste Negra es producida por una bacteria, la Yersinia pestis. Para los científicos de Londres es más lógico pensar que se ha extendido porque la mutación que protege del virus del sida lo protegía de otro virus. Y ese virus puede ser más marginal.
Pero, según los partidarios de la teoría de la Peste Negra, el viruela no fue una epidemia. Hasta el siglo XX, y no les parece que desde entonces haya tenido tiempo para expandir las mutaciones. Sin embargo, los londinenses tienen la respuesta preparada y afirman que, dado que la viruela afecta sobre todo a los niños pequeños, no se ha tenido en cuenta hasta ese siglo el alcance de la enfermedad, lo que no quiere decir que antes no fuera una epidemia.
Argumentos a favor y en contra
Los de Liverpool, sin embargo, no se rinden y dan otros argumentos. Por ejemplo, la Peste Negra era transmitida por las ratas y creen que esto podía influir. Además, tienen otro indicios a su favor: son capaces de explicar por qué la mutación es más frecuente en el norte de Europa que en el sur.
De hecho, en Escandinavia y Rusia el 16% de la población sufre mutación, mientras que en el sur no está tan extendida, en Cerdeña, por ejemplo, sólo el 4% tiene mutación de proteínas de glóbulos blancos. ¿Por qué hay tanta diferencia? Según los investigadores de Liverpool, en el norte de Europa el XIX. Las apariciones de la Peste Negra se sucedieron hasta el siglo XIX y la prolongación de la enfermedad en el tiempo ha hecho que la mutación sea más frecuente.
No es un argumento sencillo. Sin embargo, es imposible saber quién tiene razón. Quizás con el tiempo recojan más vestigios y se refuerce una de las dos teorías, o quizá se cree otra, quién sabe. Pero, al menos, es llamativo saber que hace unos siglos una enfermedad que era realmente mortal ayudó a que unos, una de cada diez de los europeos, estuvieran protegidos de otro. ¡Esos mutantes sí que son de enhorabuena!
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